La gran señora del Salado se encontraba tomada de los barandales del primer piso del gran palacio blanco, mirando sin ver la gran plaza de los esperantos que rebozaba de verdes y marrones combinados con los grises y los blancos de las deposiciones de las palomas, cuando vino a entrar en ese instante uno de sus edecanes a quien llamaban "Gucho" el tranquilo, quien oficiaba de reemplazante en los controles del reino en ausencia del Apoderado mayor Señor Doctor Gabriel Chapatín.
- Ahora que el doctor Chapatín está ausente me siento como perdida... –reflexionó la alcaldesa balanceándose en el balcón.
- Disculpe señora, con todo respeto, sepa usted que en ausencia del doctor, soy yo quien le escribirá los discursos –dijo el otro acomodándose la panza que le acortaba la camisa.
- Ya lo se, no es eso lo que me intranquiliza, a propósito ¿Dónde me dijo que se fue el Apoderado?
- El señor doctor Gabriel Chapatín ha viajado a Rusia, señora.
- ¡A Rusia, a qué fue a Rusia! ¡Acaso quiere poner distancia!
- El doctor Chapatín fue a visitar la tumba de Trosky, señora.
¿La tumba de Trosky? Pensó la gran dama mientras se mandaba al buche una tortita negra que fue a bajar con un trago de ajenjo cortado con anís turco.
- ¡Eso es lo que me tiene preocupada, no sé si fue por razones profesionales, por puro placer o a buscar instrucciones del Kremlin para el cabildo abierto!
El edecán llamado "Gucho" Alvarez que, (entre nosotros) tenía el aspecto de un Carlitos Chaplín autóctono después de tragarse una pelota de basquet, estaba ocupado tratando de cepillar la caspa de las hombreras de uno de los trajes de la señora.
- Señor Gucho, una pregunta –dijo la alcaldesa haciendo un provechito- ¿el doctor Chapatín habla ruso?
- ¡Por supuesto! Tan es así que dará una conferencia en Moscú sobre "Presente y futuro de los Intendentes de facto".
- ¿En ruso?
- Por supuesto, el doctor habla ruso a la perfección. De hecho muchos reportajes que le hicieron en el canal "Pisto Link" local los contestó en ruso nativo.
- ¿Con intérprete?
- No, señora, así nomás, total, dice el señor Apoderado General que nadie entiende absolutamente nada de lo que él quiere decir.
De pronto y sin aviso las puertas del salón se abrieron dejando pasar a uno de los ayudantes de confianza del régimen, un chico desgarbado que según se sabe es el hijo varón del señor Contador Dusso ex Secretario de Hacienda, quién se fuera al parecer sin quemar las naves y de hecho dejando como recuerdo parte de la parentela en el Municipio.
- Señora – dijo el flaco mientras se soplaba el flequillo y hacía una reverencia- ha llegado un correo del señor doctor Chapatín.
- ¡Ah, casualidad de casualidades! ¡Justo estábamos hablando de él! – exclamó la señora pegándole otro trago al "lorito"- ¡Miren, tiene matasellos de Stalingrado!
- ¿Qué cuenta el patrón? –se interesó Gucho abandonando el cepillo.
- Dice que volverá después del otoño ...– leyó la primera dama.
- ¿Por las conferencias que está dando en el país del Oso moscovita? –insistió Alvarez en su papel de Chupameiners sustituto.
- No, no es por las conferencias, es por las hojas, las hojas de los árboles ....
- ¿Las hojas de los árboles? – preguntó la señora- Pero si estamos en el plan "B", no debemos preocuparnos de ninguna manera por las hojas de los árboles, el Plan "B" dice en su único artículo "Basta de juntar las hojas de los árboles en otoño"
- ¿No juntaremos las hojas en otoño? ¿Dejaremos entonces que se junten en las calles, que se mezclen con el barro y que tapen las alcantarillas? –se preocupó Gucho tomándose la cabeza con las dos manos.
- Justamente, el Doctor Chapatín ordena desde Rusia que no se junten las hojas, con el fin de presionar al Concejo para que apruebe el 180% de aumento en los impuestos. –deletreó la señora haciendo fondo blanco con el vaso de ajenjo.
- ¡Nos van a matar! – gritó Alvarez ajustándose el cinto.
- ¡Y él viene recién cuando termine el otoño! ¡Cuando llegue estaremos todos muertos!
La señora alcaldesa, reina de reinas, valoró por primera vez la inteligencia desbordante de su Apoderado General y, mientras echaba soda a otra mezcla explosiva de ajenjo y anís, miró tristemente los árboles que se movían apenas con la brisa del sur, pensando quizás en la catarata de hojas amarillas que sepultarían la ciudad en un futuro inmediato. En esas cavilaciones estaba la Princesa de las Colonias cuando vino a ser interrumpida por el vástago del contador Dusso quién poniendo rodilla en tierra habló y dijo.
- Gran señora, debo comunicarle que el señor doctor Gabriel Chapatín ha enviado adjunto a su mensaje un pasaje de avión para que usted viaje a Rusia durante el otoño y un cheque de 162 rublos para que se impute a tema específico.
- ¿Cheque en rublos? ¿Para pagar qué...?
- La boleta de luz del Concejo.
 
Escuchado lo escuchado, todos se llamaron a silencio, tratando de no importunar a la señora Intendenta, quién quedó desplomada en su sillón mirando fijamente el cheque en rublos enviado desde Rusia por el Doctor Apoderado e Intendente de facto del Municipio de la Primera Colonia Agrícola. El último de los ordenanzas que se retiró comentó después en los pasillos que le pareció que la señora lloraba.