AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 5

Número: 252

NUEVO CAPITULO DE LA NOVELA

Estando como estaba la señora alcaldesa, reina de reinas, primera dama del Salado, en el parque de su mansión jugando al hoyo pelota con sus asesores y edecanes, cuando dio en llegar uno de los lacayos menores del reino, un petiso de bigotes, cabezón, gritando que había unos ciudadanos que demandaban la presencia de la mandamasa de la Suiza de las Pampas. Levantó la cabeza la señora, con el ceño fruncido, recriminado al intruso haberle hablado "al tiro" y tomó a continuación la pelota lanzándola en dirección al mensajero no dando en el blanco gracias a Dios. 

- ¡Es que no se ha percatado usted señor Margarito de los Santos, que estamos entretenidos en este asunto que usted ve y que, por si esto fuera poco nos encontramos en pleno paro general!

- Sí gran señora -dijo el petiso mientras buscaba la pelota entre unas calas- pero los visitantes pertenecen a los barrios marginales y amenazan con quemar cubiertas frente a su domicilio si no los escuchan. 

- ¡Quemar cubiertas! ¡Están locos estos tipos!-rugió la señora mirando fijo a su apoderado- ¡Mire usted señor Chapatín nosotros con los camiones sin gomas y estos negros de mierda las queman como si nada! 

El tal Chapatín a quien se dirigía la señora era ni mas ni menos que el señor doctor Gabriel Chapatín del que se dice es Intendente de facto de la comarca y hermano de leche de la primera dama. El oscuro abogado asintió gravemente con la cabeza y luego decidió seguir jugando al hoyo pelota como si nada hubiese pasado. 

- Dígale a los intrusos que vengan en otro momento porque estamos de huelga y no me voy a arriesgar a que me tilden de carnera por trabajar en este podrido asunto. 

El petiso asintió con la mollera y salió hacia el frente para comunicar a los visitantes la decisión de la gran señora al tiempo que los lacayos mayores aplaudían y los edecanes procedían a abrir algunas botellas de cubana sello verde y anís turco "8 hermanos". 

- Le toca a usted señor Chapatín - ordenó la alcaldesa. 

El jurisconsulto tomó la pelota y la lanzó cerrando un ojo en dirección a los hoyos marrando el tiro mientras la señora disimulaba una sonrisa. 

- Mal tiro, doctor. Ahora si por esas cosas yo acierto con la pelota en el hoyo que le ha sido asignado, usted deberá someterse a fusilamiento a diez pasos y a la quema. 

El doctor Chapatín miró a su alrededor con desesperación, esperando que la torpe señora no cumpla su cometido y no emboque su tiro. Los demás, entre ellos un periodista del semanario "EDICION HUMO" , habían preparado sus celulares para fotografiar el instante en que la señora lanzara la pelota. El "compañero" Andreoli miraba desde lejos con cierta desconfianza mientras masticaba un mixto de queso y mortadela. La robusta Intendenta, mientras tanto, se había agachado en la posición de "atajar un penal" con la bola en la mano derecha y entrecerrando los ojos para apuntar mejor. No volaba una mosca, hasta podría decirse que todos los presentes se habían puesto de acuerdo para contener la respiración. Fue en ese momento en que uno de los perros de la mansión, tal vez en representación de tanto perro vapuleado que anda suelto por la ciudad, atropelló de pronto y con regular violencia las enormes asentaderas de la primera dama, acción animal que conmovió a la mujer, haciéndola tambalear en su posición y soltar la pelota sin ton ni son, con tanta suerte que la misma fue a cobijarse mansita dentro del hoyo del señor doctor y apoderado del reino Gabriel Chapatín..

-¡No vale! -atinó a decir el abogado con ganas de alegar que fue un tirito "de culo" y que debía hacerse de nuevo.

La alcaldesa sonrió mientras señalaba la pared donde debía ubicarse el malogrado legista. Agachando la recia testa el doctor Chapatín, condenado por chambón, enfiló hacia el paredón ante la mirada petrificada de los presentes.
- ¡Un momento! - gritó de pronto el enano De Los Santos como si tuviese el indulto en la mano.
- ¿Qué pasa señor, otra vez interrumpiendo? - dijo la alcaldesa soplándose el flequillo.
- ¡Señora, los demandantes del barrio marginal están quemando cubiertas!

Efectivamente, una columna de humo negro que venía de la calle se elevaba desafiante. Todos se paralizaron por un momento. En el rostro del Doctor Chapatín se dibujó una luz de esperanza.
-¿Qué hacemos su Majestad? -preguntó De los Santos- ¿Llamamos a los bomberos?
- Los bomberos no trabajan para nosotros hasta que no le paguemos el subsidio.
La gran señora levantó la vista hacia el cielo donde el humo dibujaba caprichosas figuras, se levantó el pantalón de gimnasia que se le había bajado peligrosamente cuando se agachó y después de secarse las comisuras habló y dijo.
 
- ¡Algo tenemos que hacer! - insistió el petiso con la intención de salvar al abogado que miraba entregado desde el paredón.
- ¡Primero fusilaremos al doctor Chapatín!-ordenó la graciosa señora agarrando con fuerza la pelota.

El último día de paro municipal agonizaba, algunos pájaros negros pasaban rasantes en dirección de la gran plaza de la Suiza de las Pampas. Al día siguiente el gran palacio se abriría nuevamente, mientras tanto, uno a uno los presentes procedían a "fusilar" al Apoderado del reino, a prudente distancia y según las reglas del juego.
- ¡Lastima que el fusilamiento deba hacerse con una pelota! -pensó el compañero Andreoli cuando le tocó el turno.
 
Facebook Twitter Delicious Linked in Reddit MySpace Stumbleupon Digg Whatsapp Enviar por Correo

Imprimir Noticia

El Tiempo
Tiempo Esperanza
Buscar Noticias
Frases Célebres
No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad.
Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Compositor alemán
Cotización del Dólar