AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 4

Número: 213

¡VOLVIO LA NOVELA DE MAMÁ JUNIORS! ¡HOY DEVELAMOS LO QUE NADIE QUIERE DEVELAR! ¡LA IDENTIDAD DEL ENCAPUCHADO!

volvio-la-novela-de-mama-juniors-hoy-develamos-lo-que-nadie-quiere-develar-la-identidad-del-encapuchado
El gran salón de las terribles decisiones, o sea, el comando en jefe del Salado, territorio comandado por la señora de señoras, Mamá Juniors la "impoluta", ganadora por varias cabezas de la última consulta popular, estaba tranquilo. Los enormes ventanales que daban al Norte se enconatraban herméticamente cerrados para atajar el viento helado de julio y el silencio reinante solo se quebraba por los ecos que venían de más allá de las escaleras, adjudicados (por la pacífica señora, capitana de la Suiza de las Pampas), a simples exabruptos surgidos de la inconducta de innumerables acreedores que pateaban las puertas de la tesorería con la loca intención de cobrar sus facturas. "Nunca cobrarán, pensaba la alcaldesa mientras se cortaba las uñas de los pies, ellos solo piensan en el dinero y es necesario que entiendan que esta ciudad se salvará cuando reine la generosidad y el amor, por supuesto que son ellos los que deberán derramar amor primero, es el amor de ellos el que falta malditos perros empresarios burgueses, zánganos del panal, es preciso que siembren para cosechar, que se creen, angurrientos de porquería, estos creen que sigue el viva la pepa de Fascendinilandia".

Eso tan feo pensaba la gran señora retozando en su despacho hasta el mismo momento en que fueron a abrirse los portalones principales de su santuario dando paso a tres trompeteros, quienes atronaron sus instrumentos con la marcha del reino cantada por el Barón Clérici, al tiempo que vio que se arrimaba un sujeto a paso de procesión entre las filas de ñoquis y encapuchado, secundado el mentecato, a la derecha por tesorero un jovenzuelo recién encaramado al que llaman señor contador Isidoro Trepa Gómez y a la izquierda el asesor de asesores, cabo primero general, Doctor Chapatín.

- ¡A la mierda, agarraron al encapuchado! –dijo la señora saltando de la silla con la tijera en la mano. 

- Señora –dijo el tal Gómez sin soltar al de la capucha- nuestros esfuerzos no han sido en vano por fin tendremos las respuestas que necesitábamos ... 

- ¡Señor Gómez usted es tan idiota como parece o lo pararon fresco, saque de acá a este degenerado, entréguelo de inmediato al comisario! – La señora se había envuelto con la cortina y amenazaba al grupo con la tijera en una mano y una ojota en la otra. 

- Bueno, señora, no creo que sea para tanto, el hombre se portó mal pero no es para insultarlo de esa manera. – el imberbe que se hacía llamar Gómez había puesto rodilla en tierra en señal de respeto.

- ¡Cómo que no es para tanto! ¡Ese violinista que tiene a su lado tiene predilección por las jovencitas y por las mujeres de mediana edad!

- Señora, con todo respeto –dijo con delicadeza el abogado asesor-, debo rectificar a su majestad, ya que el sujeto que aquí se encuentra no es precisamente el "violinista" como usted dice, se trata simplemente de un infiel que no puede contener su vicio manual y si bien su aspecto es el de un hombre de bien tarde o temprano se deschava y empieza con los manoseos...

Apenas terminó de dar las explicaciones que aquí que registran, el doctor Chapatín tomó del cuello al encapuchado con intención de forzarlo a inclinarse ante la Alcaldesa en señal de decoro y sumisión. El individuo, sin embargo, se resistió arrojando patadas con notable violencia primero y, levantando peligrosamente la rodilla derecha, después, terminó impactando en la zona baja del leguleyo quién abrió la boca en una mueca propia de un herido de muerte y, así como estaba, con la jeta de par en par salió corriendo en dirección a la salida.

- ¡Miren lo que ha hecho el violinista! ¡Ha atacado al doctor Chapatín! ¡Qué vengan los inspectores! ¡Llamen a la unidad regional de inmediato! ¡Ese degenerado es peligroso! - La señora gritaba acurrucada contra la pared del fondo envuelta en la bandera argentina.

El Tenedor de Libros Isidoro Trepa Gómez había sujetado mientras tanto al insurrecto con la ayuda de los tres edecanes que tocaban la trompeta y un turco ordenanza que había escuchado los gritos.

- ¡Tranquila señora –dijo Gómez que transpiraba- éste no se va a abusar nunca más de una señora de mediana edad....!

- ¡Qué dice! ¡No me diga que ya abusó de una señora de mediana edad como yo! ¡Ya decía yo que el tipo era peligroso! ¡Llamen al comando! ¡Llamen al consejo de seguridad urbana! ¡Llamen a Carrizo! – La Intendenta gritaba mientras buscaba la botella de Hespiridina que tenía en un cajón del escritorio.

- Tranquila señora, serénese, es cierto que este individuo abusó de usted pero no es para ponerse así... – dijo Gómez que llevaba la voz cantante.

- ¡Qué dice, Gómez! ¡Cuándo abusó de mí que no me di cuenta...!

La alcaldesa tenía las manos apretadas contra el pecho y temblaba como una hoja mientras espichaba un vaso grande de Hespiridina. ¿En qué momento había abusado el encapuchado de ella? ¿Acaso cuando se adormecía en las reuniones con el subsecretario de la producción? ¿O tal vez cuando Schmith le contaba sus proyectos de asfalto en frío? Los gritos del tesorero Gómez la sacaron de sus cavilaciones, el lampiño tenedor de libros se disponía a arrancar la capucha de prisionero y quería que la señora presenciara el acto. La Reina de la Pampa adivinó la intención de su colaborador y se tapó los ojos con la mano derecha cuidándose de dejar separados los dedos para contemplar el rostro del abusador enmascarado.

- ¡Atención! – gritó Gómez mientras tomaba la punta del pasa montaña- ¡A la una, a las dos y .... a las tres!

Cuando la máscara saltó y todos los presentes conocieron la facha del supuesto violador, el asombro y al mismo tiempo el desencanto se apoderaron de los testigos que ocasionalmente se encontraban en el salón de los grandes tejemanejes. La voz de la primera Intendenta peronista que reinara en el Salado fue la primera en atronar en el monumental despacho.

- ¡Contador Bertero! ¿Qué hace usted con esa capucha? ¿Es acaso usted el encapuchado?

- Según como se mire señora, desde que me fui de la Secretaría de Hacienda, la única forma en que puedo caminar por la calle sin que nadie me insulte es haciendo uso de la máscara que aquí se encuentra.

- Este es el hombre que abusó de su confianza, gran señora. – La voz de Gómez se perdió en medio de los gritos y los comentarios de los presentes.

- Solo tengo un pariente violinista. – agregó el contador enmascarado.

El Contador Bertero, Secretario de Hacienda renunciante, fue dejado en libertad por sus captores que terminaron compadeciéndolo. El doctor Chapatín se recupera de los golpes bajos recibidos. La señora alcaldesa Mamá Juniors todavía pregunta a sus colaboradores que "como se entiende eso de abusar de la confianza de una señora de mediana edad".
Mientras tanto los pájaros, los puentes prestados, las cloacas sin terminar y los habitantes de la suiza de las pampas que se quejan de la discriminación de pobres y de negros siguen su rutina, creyendo en mitos como aquél que decía que no llovía porque el Padre Rhormann era mufa y que cuando se fue llovieron 70 mm. En fin, el hábito no hace al monje, no cualquier encapuchado es un "violineta". The end.
 
Facebook Twitter Delicious Linked in Reddit MySpace Stumbleupon Digg Whatsapp Enviar por Correo

Imprimir Noticia

El Tiempo
Tiempo Esperanza
Buscar Noticias
Frases Célebres
Los cautos rara vez se equivocan.
Confucio (551-479 a. C.)
Filósofo chino
Cotización del Dólar