AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 4

Número: 210

CAPITULO ESTRENO DE LA NOVELA. LA SEÑORA LE DA LAS GRACIAS AL CAPO DE FASCENDINILANDIA

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Habiendo conseguido como consiguió, la señora alcaldesa, las kanacas necesarias para pagar el aguinaldo a la tropa y siendo como es, bien dispuesta y agradecida, dicen que dicen que fue a presentarse en el "bunker" del Gran Diputado dueño y señor de Fascendinilandia, para reconocer en persona las gestiones que el dicho legislador hiciera para conseguirle la menega.

-¡Adelante Gran señora Mamá Juniors, pase usted... -dicen que dijo el gan Visir al tiempo que se presentaban en los umbrales de su despacho mo ,s mo ,emps qie im tropel de negrazos en musculosa, ojotas con medias, escarbadientes en las orejas y pañuelo on nudos en la mollera a la manera de la barra de Sportivo Norte.

- ¿Y estos quienes vendrían ser, señor Nino...? - Preguntó el Diputado a su candidato que se hallaba allí presente.

- Estos son de la fuerza de choque de la señora, Gran Califa...

- ¿Y que intenciones tienen si se puede saber?

- Dicen que ahora la ciudad es de ellos y que en cualquier momento lo rajan a usted de donde está y se hacen cargo ellos...

-¡La boca se le haga a un "lau", compañero! - alcanzó a decir el diputado un tanto inquieto.

La señora entró a paso e murga con peinetón y capa roja, atuendo acorde al nueve de julio, mirando a los compañeros que a medida que pasaba le besaban el anillo.

-¡Atención! -gritó uno que tenía menos dientes que tenedor de postre- ¡La Señora Mampá Juniors, Condesa de la Suiza e las pampas, Protectora de los indigentes, divorciados y duros de pelar...!

-¡Salve Gran Señora! -dijo un negro grandote- Ahí lo tiene al punto que manda en la jurisdicción a la que llaman Fascendinilandia, si quiere que lo fajemos,no tiene más que avisar...

La señora lo quedó mirando ensimismada como no pudiendo creer lo que veía y escuchaba. De inmediato pareció reaccionar y revoleando un abanico corrió a todos los integrantes de su séquito señalando la puerta, pateando una silla y echando espuma por la boca.

-¡Váyanse todos! ¡Fuera! ¡Fuera!

Los cabecitas negras protestando entre dientes se retiraron del lugar uno por uno. Cuando la puerta se cerró la alcaldesa resolló y dijo:

-¡Ay ...! ¡Usted va a creer señor legislador que desde que empecé con este asunto de la política me tienen repodrida!

- Le creo Señora, el poder es un mal compañero para los espíritus sensible y más todavía para una mujer sola ...

- No estoy sola ...

- ¡No me diga! ¿Está en pareja? ¿Se casó en Méjico?

- No señor Diputado, quise decir que no estoy sola porque toda mi familia está conmigo ...

- Disculpe gran alcaldesa pensé que algún compañero ...

- ¡Por favor! ¡Vio lo que son los compañeros...!

- El amor es ciego. - Cuando el Diputado dijo lo que dijo recordó los rostros de los principales dirigentes del partido de la señora y cerró los ojos. Tal vez pensó que no era suficiente que el amor sea ciego.

La alcaldesa cumplió con el agradecimiento por las gentiles gestiones del Diputado para que pudiese pagar los aguinaldos a sus obreros y por un momento se le humedecieron los ojos, tal vez comparó la estampa del legislador radical con la facha de los compañeros que la esperaban afuera y una lágrima se le escapó por el ojo derecho. Un grupo de palomas cruzaba el cielo, la mañana era fresca y luminosa y en el silencio se escuchaba el "tun tun" de un bombo que venía de la vereda.

-¿El amor es ciego? - dijo la señora mirando unna foto de Reutemann que llevaba en la cartera.
 
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Carlo Dossi (nacido Alberto Pisani Dossi) (1849-1910)
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