Hemos visto con cierta tristeza (aburrida tristeza) como algunos de nuestros "dirigentes" pierden el tiempo con un tema menor. Los árboles talados o mejor dicho sacados de raíz en el campo de deportes de la vieja Escuela Normal dieron que hablar, que decir, que pelear en distintos escenarios. En el Concejo, en la calle y en los medios gráficos. En estos últimos, últimamente, aparece una extensa nota donde una concejala se enreda con argumentos, viejos versos y fintas literarias para exponer su pena ante una promesa incumplida. El predio que atropellaba toda la manzana, fue partido en dos por la calle general Paz, el CAS pidió un pedazo de terreno para hacer un Jardín Maternal y lo hizo. Una concejala del PDP se lamenta de que el edificio (bastante impresionante) -construído por el Club Argentino de servicios- no haya pasado a la Escuela Normal una vez terminado. Ese es todo el argumento de una especie de elegía a tres columnas que navega entre la tontería de justificar la entrega de un edificio (hecho y administrado por esperancinos) a la provincia y el incontrolable deseo de pegarle a Fascendini (Gestor de la entrega del terreno al CAS en sus épocas de Intendente). La reflexión que me inquieta es esta: ¿Algunos de nuestros dirigentes se empeñan en lograr que las cosas de la ciudad se entreguen en propiedad a entes oficiales? ¿No nos tienen confianza como administradores a los esperancinos?. Ultimamente hay una fuerza que pretende desaprovechar oportunidades que enriquecen el capital ciudadano, desde algunos centros de empresarios que no demuestran demasiado entusiasmo al recibir el predio ferial, pasando por el hostigamiento a nuestras empresas. ¿Querrán achicarnos? ¿Siguen aquella idea de Alberdi sobre que el mal que nos aqueja es la extensión? Igual, nadie podría creer que se trata de actos intencionales (¡Noooo!), aunque si resulta que todo esto se corresponde con una necia forma de entender la política, nos queda una sola cosa por decir: Estamos sonados.
Tiempo Esperanza
Frases Célebres
Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición.