Las vacaciones más divertidas en materia política que se han visto en años son las del verano del 2009. Nadie parece retirarse a descansar empezando por la Intendenta que siente el aliento de un sucesor Radical resollando desde el Concejo y que amenaza con atender todo lo que el Ejecutivo no atienda. ¿Por qué tanta actividad? Si hasta Carrizo está moviendo las piezas para formar desde el vamos un grupo de opinión que le oficie de "claque" en las internas y así alentar esperanzas en los comicios que se vienen. Una prueba de que los milagros existen es la loca posibilidad que Marino S. el pacífico secretario de Obras Públicas se anime a anunciar un plan de pavimento que se hará en menos que canta un gallo por un sistema de velocidad supersónica probado en la calle Belgrano cerca del ferrocarril donde se terminó una cuadra en el tiempo record de tres meses.

Pero sin duda alguna la pelea de fondo es la que se está librando por el famoso Parque Industrial. Los principales referentes han salido al cuadrilátero y los hechos nos están demostrando que la clase política de esta ciudad es sorprendente porque hasta ayer no teníamos ni siquiera la sospecha de la aparición de un área apropiada para que se instalen las industrias locales y hoy, cuando nos levantamos de la siesta, resulta que ya tenemos dos. No es secreto para nadie que cuando René Guibert salió con su prolijo proyecto, el Secretario de la Producción Mauricio Caussi se despertó de su hibernación anual gritando a los cuatro vientos que tenía otra idea, que estaba trabajando y que tenía una comisión. El apuro de Caussi se justifica porque el trabajo de Guibert deja en evidencia la inoperancia de los funcionarios pagados que, para colmo, no pueden disimular en los hechos que no tienen lugar, que no tienen idea y que no tienen trabajo hecho. Lo único que tienen es una comisión.

Hasta Fascendini salió a copar la parada diciendo que "le quieren hacer pagar al pueblo la infraestructura que van a disfrutar unos pocos vivos", en claro apoyo al plan de Guibert. Mientras tanto la Intendenta, al margen de los sucesos, inicia cada jornada tomando mates en el cementerio, siempre que no esté de viaje acompañando a los funcionarios a la capital para gestionar futuras gentilezas del gobierno pingüino que muchos suponen ilusiones perdidas (y también viáticos perdidos).

"¿Qué será de nosotros? -Preguntaba aterrado un vecino del barrio Sur- si cuando los políticos se tomaban dos meses de vacaciones la suerte nos era esquiva trayéndonos todo tipo de plagas y desgracias, hoy que la Intendenta y sus amigos se quedan en el verano lo menos que nos puede pasar es que haga implosión el Municipio..." No se puede asegurar nada, lo único que se puede decir es que tomar mates en el cementerio no le hace mal a nadie. (A menos que sea una premonición).