Existe un revuelo de proporciones entre las bambalinas del Concejo Municipal. Y no es para menos porque una de las noticias que corre por los pasillos de las oficinas de los bloques es que cuando llegue el momento de renovar autoridades los tres votos radicales irán a parar a la bolsa de Martín Carrizo. Solo restaría que Martincito se vote a sí mismo y listo el pollo, cuatro votos hacen un Presidente.

Imagínese el lector que una cosa es ser Concejal, soldado raso, que pasar a sentarse arriba con las jinetas de Presidente del cuerpo. Imagínese también el que lee que esta posibilidad debe estar produciendo un desparramo regular en las tripas de varios de los mandamases del microclima Meiners. Martín Carrizo en el estrado significa que cualquier urticaria que moleste a la Intendenta y la saque de la cancha lo deja al hombre de
los bigotes como primer suplente.

El más afectado pareció ser el sector del doctor Gabriel Albarracín, quién (sin medir las consecuencias) sacó patente de guapo y deserrajó unos cuantos insultos en dirección
a Carrizo. Se espera respuesta en pocos días. La idea de que Martín avance un lugar y quede en el banco a la espectativa de cosas mayores lo pone verde al abogado con nombre de
arcángel.

No hay que apurarse, el futuro puede deparar algunas sorpresas, tal vez hasta convendría que todos la votaran a la señorita Copes para que suba arriba y desaparezca de las comisiones del Concejo donde atrasa todo con su incontinencia verbal y de la otra. El único problema de esta opción es que se queda la pelota picando frente a Meiners para que se mande una broma macabra, se tire al piso, se enferme, salga de la cancha y nos deje a la señorita en el sillón de Rulo Bruera.

La gente común conociendo a grandes rasgos lo que pasa en el circo ya se quiere comer a los trapecistas, a los payasos y a la dueña. Muchos se harían una ensalada con los tesoreros que lloran, los secretarios que no pueden regar por la sequía y los inútiles que pierden oportunidades de hacer obras financiadas por la provincia. La gente no cree ni deja de creer, solo descree. Dentro del partido gobernante se hace todo lo posible para que el caos salga a la calle, el microclima Meiners prefiere que el Presidente del Concejo sea cualquiera menos Carrizo. Y Carrizo es peronista. ¿Cómo se entiende? ¿No son peronistas los que gobiernan? ¿O solo profesan un peronismo gestual? ¿Hacen solo la mímica? Es posible, todo es posible en el partido del General, pero la gente espera que arreglen el guiso y que hagan lo que tienen que hacer, porque ya hay algunos que los quieren agarrar a patadas. Y eso no es solo mímica.