Gobierno Meiners: "Nos gusta trabajar todos peleados porque somos masoquistas"
Mi amigo se pregunta qué hace la gente cuando todos simulan. Qué hace la gente cuando ve que todo está mal y los culpables de que todo esté mal dicen que todo está bien.

Tiene que haber una razón para simular. Tal vez resulta que hemos vivido durante años en la ciudad de la simulación, rodeados de farsantes y no nos hemos dado cuenta. Y no preocupa tanto a mi amigo que existan problemas, porque siempre hay problemas, lo que lo inquieta es que los encargados de resolverlos salgan a decir que no hay problemas.

El tesorero simula cuando dice con cara de torturado que los recursos no son suficientes. El secretario de gobierno simula cuando dice que están regando donde nunca regaron y el secretario de obras públicas simula cuando asegura que están haciendo cuatro cuadras de cloacas por mes donde los vecinos ven solo una. La Intendenta simula que sonríe. Los concejales justicialistas simulan que están en perfecta sintonía con el ejecutivo. El ejecutivo simula que está de maravillas con el Concejo.

El gobierno de la señora Meiners salió a simular. Todos los funcionarios peleados salieron (convenientemente separados por grupos) a decir que todo estaba bien. Y justamente eso es lo que preocupa. Al gobierno de la señora le pasa lo mismo que a esos matrimonios al borde del divorcio, que no se soportan, que se tiran con los platos y hasta con la plancha, pero que, en lugar de sincerar la cosa, se peinan y salen por el barrio como si nada. Eso sí, cada uno por su lado. Las parejitas que arma el gobierno municipal para el disimulo nunca mezclan entre sí a los que no se pueden ver. Los martes cuando hay programa "político" por TV miran el fixture y ven a quién le toca la fantochada. Aunque resulta cada vez más difícil armar un dúo. Por supuesto que hoy ya es imposible conformar un trío. Dentro de poco van a aparecer de a uno en la televisión. ¿Cómo gobiernan, de espalda...?

Cuando dentro de una casa todo va mal y se opta por macanear para hacer creer a los vecinos que todo va de maravillas lo único que se consigue es acumular bronca, inflar el globo, hasta que por fin explota. La simulación termina matando a los simuladores.

Si el gobierno de la señora no resuelve la convivencia se muere en pocos meses. Si es un infierno la herencia recibida, si no hay recursos, si resulta que hay yerba de ayer secándose al sol y que están rotas las pilas de todos los timbres que vos apretás.... ¿por qué agregarle el sufrimiento de trabajar todos los días en un clima de energía cambiada, de rabia contenida y de mala onda creciente? ¡Ya sé, son masoquistas! ¡Cómo no me di cuenta antes! ¡Claro, les gusta sufrir! ¡Claro, que bien, ofrecen al cielo el martirio de levantarse todos los días para ver la cara de vinagre de sus compañeros de ruta! ¡Mártires! Disculpen, disculpe señora, disculpe señor secretario, por favor, hagan de cuenta que no dije nada. Gracias.