AÑO 18

NUMERO 61629

Deportes

Año: 3

Número: 164

COLÓN LE GANÓ A RACING CON DOS GOLES DE FUERTES, UNO CON LA NUCA

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Racing jugó, quiso, lo buscó desde su fútbol. Lo puso contra las cuerdas a Colón, le rodeó la manzana, pero los goles esta noche fueron de Esteban Fuertes. Porque al equipo de Llop le faltó eso que hace ganar puntos. Le erró en el pase a la red, en el fondo del asunto. Entonces, sin tanta tenencia de pelota, sin necesidad de luces en su estrategia, los de Mohamed fueron capaces de administrar esas monedas en el bolsillo para subirse al colectivo. Aunque con una cuota de fortuna, hizo lo que Racing no pudo.

El desequilibrio en los pies de Maximiliano Moralez siempre marcó la diferencia en el partido. Cuando la tenía el chiquilín, Racing era olor a gol. Su perfume, claro, llegaba hasta las bandas porque con Leandro González por la derecha y Adrián Lucero por la izquierda encontró a los intérpretes para su asociación. De entrada nomás, un pase en velocidad para Franco Zuculini pudo ser la apertura. Al rato, en una escena que seguramente lamentara en pantalla chica, no pudo definir con pelota de aire. Fue a buscar el balón, sintió que estaba en posición adelantada (aunque su observación era correcta, el línea nunca levantó la bandera) y definió con algo de displicencia por encima de Pozo. La pelota quedó en el techo del arco, sus manos fueron directo a la cabeza. De todos modos, no iba a ser la única chance para el diez. Pese a su poca estatura, se las ingenió para cabecear en posición de nueve, aunque desviado tras un perfecto centro de Franco Sosa.

Precisión con la pelota para llevarla en un toque, ineficacia a la hora de sacar la sortija en la red. Eso fue Racing. Porque también lo tuvo Lucero tras una habilitación de Zuculini, pero su remate salió junto al palo. Colón, que de entrada salió a jugar con la almohada en la cabeza, despertó cada tanto. Y en una de esas ráfagas en las que se levantó de la siesta Esteban Fuertes le dio una asistencia a Alfredo Ramírez, que encaró en el mano a mano, pero la brillante salida de Pablo Migliore le cortó la inspiración. El arquero de Racing le puso el cuerpo al balón. Siendo un poco más vertical, sin utilizar tanto los laterales, el equipo de Antonio Mohamed apostó todo a lo que siempre generan esas fuerzas de choque en ataque. Porque tanto Rubén Ramírez como Fuertes tienen, cada tanto, un gol en la cartuchera. Están en racha.

Y como prueba, en la primera combinación clara entre los dos, apareció el gol. Jugada de Ramírez dentro del área, pase al Bichi y definición de goleador. 1 a 0. Efectividad para un equipo que empezó a jugar con esa ventaja.

El golpe psicológico lo sintió el equipo de Llop. Un tiro libre de Fuertes no fue el segundo por la buena intervención de Migliore, que le puso el pie a la pelota. Pero, el capítulo para la noche de Avellaneda tenía un episodio de película. El arquero saca del arco con el pie, la pelota le pega en la nuca a Fuertes y va directo al arco. Es gol. Increíble gol. El mazazo para un desenlace inesperado desde el juego, el desarrollo y los merecimientos. Pero Colón encontró el camino con lo filoso de sus puntas (Ramírez pegó una en el palo) y, lógicamente, con esa fortuna de una jugada insólita. ¿Qué hizo Racing? En su insistencia fue, otra vez, sin vergüenza. Ingresó Pablo Caballero y lo tuvo, entró Juan Ignacio Sánchez Sotelo y saboreó el gol. Pero, definitivamente, no era la mejor noche. Porque toda esa elaboración propia quedó reflejada en el otro arco, porque pese a que su imagen futbolística no quedó debilitada, el resultado marcará otra cosa. Que Racing perdió.

La puntería, un goleador. Fuertes estiró su cifra, con el pie, con la nuca. En racha, le dejó a Racing el gusto a un desgaste en vano.
 
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