"No nos van tan bien las cosas" dijo la alcaldesa mientras tomaba un traguito de tequila y leía un poema lacrimógeno cuyo autor era el tesorero Bertero. "Para colmo que no tenemos plata ahora la señorita Copes (amiga nuestra en otros tiempos) reclama por el fondo de reparación a los inundados". Hablando del fondo de reparación a inundados, parece que no han formado ni siquiera la comisión para evaluar los daños. ¿Se toman en joda las ordenanzas? Todo hace pensar que sí, porque ya pasó más de un mes de la resolución unánime del Concejo y ni cinco de pelota que le dieron.

"No nos van tan bien las cosas" repitió la Intendenta mientras le decía a la cocinera que le traiga un triple. "Los municipales arreglaron pero tienen un aumento con retroactivo al mes pasado... ¿Cuánto significa eso, quién le paga los pañuelos para que llore tranquilo el tesorero?" Es cierto, el gobierno de la señora no gana para sustos, todo sale y nada entra.
"Nadie trabaja, quieren que lo haga todo yo" decía la señora que ahora se había sacado los zapatos y miraba por la ventana como las palomas se posaban en los lapachos. "La provincia está repartiendo plata para mejorar el parque automotor, pero para acceder a esa menega tenemos que terminar de rendir no sé que cosa, nadie lo hace, entonces no hay guita..."

El único que trabaja es el asesor con nombre de arcángel, en efecto, Gabriel, el abogado y sustituto de la señora, está revolviendo los cajones para inventar juicios a todo el mundo. "Ya que nadie hace nada por lo menos yo sigo produciendo" le dijo el leguleyo a uno de sus ayudantes. "Hay que justificar las facturas de honorarios, si no hacemos juicios de qué vivimos" reflexionaba el doctor Gabrielito mientras armaba un juicio contra Fascendini enarbolando una factura trucha de un flan con crema emitida por el Wimpi.
"¿Cuánto estamos gastando en los muchachos, señora?" preguntó el periodista de "Edición humo" con el grabador prendido. "Eso no importa, no son gastos, son inversiones, la macana es que puse a los muchachos de jefes y no están haciendo nada, lo que hacen lo hacen mal y los otros, los de carrera, no trabajan porque se enojaron algunos y otros porque el arcángel los mandó al cementerio alegando que eran amigos de Fascendini".
¿Y entonces? "Y entonces las cosas nos van como el culo. No hicimos nada, no hacemos nada de provecho y no vamos a hacer mucho que digamos" -dijo la señora guardando un salamín en la cartera- ¿Pero, que va a pasar? "Nada, este pueblo se la aguanta como el mejor, buen fin de semana."