AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 3

Número: 153

LA NOVELA DE MAMA JUNIORS (PARTE 8º)

En el diario íntimo de su Esplendencia Ana María del Cocco (engendro literario que se encuentra en uno de los secretísimos anaqueles de la Biblioteca Soutomayor) se narran dos pesadillas ciudadanas que la susodicha dama de hierro dice haber padecido luego de participar en carácter de comensal activo, en una orgiástica raviolada con salsa "bañacauda" y vino "El Valesano" (clarete), organizada por Cáritas en el Círculo Católico de Obreros en el año 1977.

Entre los párrafos textuales que se pueden rescatar del oscuro y mal intencionado relato, existen numerosas alusiones a su condición de "nieta de los primeros colonos que llegaron a estas tierras" y no pocas fanfarronadas referidas a su estirpe de "pionera y fundadora". Más adelante y, seguramente víctima de los efluvios del vino nombrado más arriba, destina la señora varias páginas de su diario a quejarse de su infortunado destino y su mala suerte con los hombres, empleando no pocas palabras obscenas que no viene al caso recordar. Sin embargo, si es que algo puede rescatarse del diario íntimo citado, son las dos misteriosas pesadillas que dice haber sufrido la Intendenta después de la raviolada y que pasamos a detallar con las palabras propias de la autora, a saber, lea si quiere:

PRIMERA PESADILLA: "...iba yo, la que les habla, Mamá Juniors la grandota, la nieta de fundadores, al trote de mis dos patas por una calle oscura., avanzando hacia una olla humeante que revolvía un jardinero de plaza cerca de lo que parecía ser el monumento al general San Martín. Llegado que hube al lado del viejo, éste me señaló con el palo que usaba como batea la estatua del general y una vez señalado el general habló y dijo: Hija mía, serás lo que debas ser o no serás nada... ve y dile a los que mandan que laven mi cabeza, plis. Después el general San Martín gritó "¡Fuira bicho!" y enseguida quedó duro y entonces vi como una paloma defecaba una y otra vez sobre la cabeza del Padre de la Patria. Miré al viejo y el viejo lloraba y seguía dando vueltas al palo.
- "¿De qué se trata?" -le pregunto la Intendenta en el sueño señalando lo que parecía ser un guiso-
- "Esta es la olla de la "Unidad Justicialista" - dijo el anciano mientras se limpiaba una cagada de pájaro de la nariz-
-¿Y por qué llora si se puede saber?
- Porque estoy condenado a revolver la olla eternamente ...
-¡Deje todo y váyase! - le dijo la señora tirando de su camisa marrón terroso-
- No puedo, estoy pegado... - contestó el otro haciendo puchero.
"Y fui yo a comprobar -siguió la del Cocco- que efectivamente, sus pies desnudos estaban pegados al piso por la acción de la caca de los pájaros y por si esto fuera poco, las aves iban y venían descargando sus deposiciones, asegurándose que el viejo no se despegara. Debo agregar que también los pájaros defecaban (lamentablemente) dentro de la Olla de la Unidad Justicialista, que las aves tenían cara de gallina algunas y otras de gallo y que la cara del viejo era igualita a la cara de Martín Carrizo. (El que quiera oir que oiga)."
 
SEGUNDA PESADILLA: Y esta es la segunda pesadilla dijo la señora mientras miraba (y olfateaba) bajo la suela de su zapato: "... de pronto y como por arte de magia me encontraba yo dentro de una gran pajarera que era parecida a la escuela Industrial de otras épocas, igualita a la que está frente a la Normal, y resulta que era de noche y la pajarera estaba vacía. En la oscuridad tremenda se escuchó de pronto un ruido metálico como el que hace un martillo contra un yunke y entonces sentí que una fuerza misteriosa me llevaba hacia el interior de la pajarera y entré en los talleres y vi a un campesino suizo golpeando lo que parecía ser una punta de flecha para un arco.
- "No pequeño -me dijo el suizo mientras martillaba - no es para un arco, es para una ballesta".

Y entonces me mostró el arma y me dijo que era ni más ni menos que Guillermo Tell, que era el sujeto que promovió la independencia de Suiza cuando fuera dominada por Austria en el siglo XII y el que partió en dos de un flechazo una manzana posada sobre la cabeza de su hijo Walter de 6 años, a cien pasos de distancia.
- Si esto no fuera un sueño, señor, le preguntaba que hace usted aquí ... -dijo que dijo en la pesadilla Mamá Juniors.
- Vine a comprar unos terrenos - dice la señora que le contestó Guillermo Tell mientras se acomodaba la armadura-
- Oh, qué lástima, gran señor, creo que ha llegado tarde...
-¡Cómo, no me digas, compañera, que ya se han vendido!
- Así parece, señor...
-¡Pero como! ¿Por qué no me han preguntado nada? -dijo el libertador suizo mientras le daba aire a la fragua-
- No le han preguntado a nadie que yo sepa, señor...
-¡Oh! ¡Maldición! ¡Me han afanado delante de las narices! ¡He liberado a mi país del invasor y no he podido impedir que se venda mi casa! -gritó el gran hombre y enseguida apuntó la ballesta contra sí mismo- ¡Me estaba suicidando y no sabía - gritó el barbudo y desapareció en el aire-
"Entre la humareda de la fragua y la emoción quise despertarme y me fue imposible, - continuó con su relato toda transpirada la señora Ana-. Ustedes saben como son los sueños, como por arte de magia fui a recalar en la Sociedad de Canto donde sentado a una mesa un hombre canoso, de mirada serena me llamaba y como me pareció que era igualito a don José Pedroni me arrimé y esperé a que hablara. Y entonces Pedroni habló y dijo.
-¿Quién te ocupa ahora Mujer?
- Además de los recolectores de basura y los vecinos unidos por el agua que hacen de mi vida un infierno, me inquieta el hombre que parece bueno y no lo es, el que es malo y disfruta del privilegio de los buenos, el que se disfraza y la gente le cree, el que se rinde a lo de afuera y le roba a sus paisanos, don José. En definitiva me inquietan mis asesores señor...
- Descríbeme a ese hombre. -suplicó el poeta-
-Lo voy a intentar señor... - dice que dijo en el sueño la señora arrancando con la descripción -
"Saquito a cuadro escocés
corbata de Suiza fina...
y entonces fue cuando don José agregó:
Y una cara de boludo
Que debe ser de la China."

A continuación -remató Mamá Juniors- me desperté toda transpirada en las axilas, en la raya de los senos y en la zona del culo (con perdón de la palabra).
 
EPILOGO: Ruega el autor de estas notas se le disculpe a la señora alcaldesa los exabruptos y alguna que otra palabra obscena que pudo haberse deslizado involuntariamente en el relato. Agreguemos, sin embargo, a manera de disculpa, que todo lo dicho más arriba es ni mas ni menos que la transcripción de un sueño. Si usted quería algo que tenga que ver con la realidad, que sea premonitorio o se refiera al futuro de la Suiza de las Pampas, párese bajo un árbol en la plaza o vaya a revisar la vereda para ver si le levantaron la basura. Y no sea tan exigente viejo. Hasta luego.
 
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