Al escuchar la palabra "consenso" uno siente la emoción de una verdad de puño como decía Sarmiento. Ana Copes, sola, indefectiblemente sola, ahora busca el consenso. El movimiento de Carrizo rompiendo el bloque Justicialista ha resultado fatal para la insobornable dama rubia. Claro, Carrizo puede votar ahora con los tres radicales o con los dos peronistas, él es el que elige y no la señorita Copes que era hasta hace poco el árbitro del empate en tres. ¿Consenso? Será que no hay BIEN que por MAL no venga, como suele decirse. La lista de errores, mentiras y maniobras por parte de la "dirigencia" que timonea la ciudad ha llegado a tal punto de ebullición que se impone la metamorfosis.

Nuestra mala memoria no tiene que hacer de las suyas esta vez, porque los hechos nefastos están demasiado frescos, se han acumulado en muy poco tiempo y su mera enunciación quema los ojos. Además no cesan de reproducirse.
Se nota la desesperación de quienes se consideran dueños de la ciudad y, de súbito se enteran que van a ser puestos en caja. Las últimas medidas del gobierno Meiners (apoyado por Copes con todos sus votos, no olvidar) son torpes, apresuradas, inconsultas, como queriendo demostrar que existen, solo parecen querer tapar el sol con un pañuelo. Solo actúan así porque todo el tiempo se los dejó hacer, tal vez porque se suponía que tenían que adaptarse a la acción de gobernar.

La señorita Copes hoy está sola. Entre la espada y la pared. Ha perdido su influencia en el Concejo. Deberá traicionar a sus compañeros de ruta cuestionándoles el presupuesto que terminan de enviar al Concejo. Por supuesto que para la señorita del PDP no se trata de una traición sino de una acción de justicia en favor de los ciudadanos. Pero Ana Meiners no olvida las interminables conversaciones que sostenía hasta no hace mucho con la "rubia de lentes".  Palabra va, palabra viene, ahora que el barco se descascara todos, se despegan de la alcaldesa. Ana Copes también, es evidente que ha decidido abandonar a su discípula en la soledad del sillón mayor del municipio. Como todos, la acompañó hasta la puerta del cementerio, ahora la desconoce.

Pero la concejal Copes también está sola. Ya sus discursos interminables han perdido viento. Su voto es una víbora sin veneno. Está sola, su partido no tiene afiliados, sus correligionarios no la soportan, sus colegas del Concejo la evitan y lo peor, ya nadie la necesita. Tampoco le queda la gente ya que su proyecto de reparación económica para los inundados ha quedado reducido a la mínima expresión, reemplazado por el proyecto Carrizo en el recinto y en el ánimo de la gente.

Sola contra todos. La señorita Copes hablará, hablará y hablará pero en el momento de votar ya no podrá condicionar a los peronistas contra los radicales con su cuarto voto, tampo al revés... por eso pide "consenso". Para que todo vuelva a ser como era antes.