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Opinión

Año: 13

Número: 602

El gabinete de notables de lo "menos peor"

El gabinete de notables de lo

Cuando los peronistas llegaron al Municipio, luego de una vigilia que sufrían desde el 82 cuando perdieron con Fascendini, habían olvidado que para conducir una ciudad era necesario tener un mínimo de conocimientos. La política de partidos, organizada para que gane el que tiene más plata porque puede hacer campaña, condenó al peronismo a padecer el liderazgo de una señora con casi nada de preparación y nula voluntad para gobernar. Meiners armó un gabinete de notables eligiendo en el círculo cerrado del partido, teniendo en cuenta que si ampliaba más el círculo y buscaba entre los más capaces de la ciudad, le iba a ser imposible cumplir el papel de "jefa" porque nadie le daría bola. Entonces buscó entre mediocres más o menos eruditos que, así y todo, se fueron porque no aguantaron su ignorancia.

Si existe un ejemplo que certifique que el sistema de partidos (por lo menos en nuestro medio) es un fracaso, acá tienen a esta gestión anodina, paralizada y dormilona que en doce años solo puede mostrar un par de emprendimientos pedorros. La inoperancia meinerista nos condenó a una Intendenta con ladero permanente, Santeso, Albarracín y ahora Gómez se ocuparon de cubrir el agujero que dejaba la quietud de una alcaldesa imposibilitada por falta de conocimientos. Los gabinetes fracasaron uno tras otro y los trabajos a terceros idóneos aumentaron a la par del gasto municipal. Es notable la revolución que origina un hecho simple como la llegada de un secretario que sabe lo que hace, Franconi, con poco, se destaca en medio de la ausencia total de movimiento,

Gómez, secretario político (cero en política) dice, contradiciendo la evidencia, que el de Meiners "es un gobierno que hizo mucho", es posible que en las últimas semanas (Franconi mediante) haya hecho algunas cosas, pero lo que Gómez no dice es que las tres o cuatro cosas que hizo la gestión a la que pertenece (Limpiar los desagües, cerrar la plaza, y paremos de contar), aparte de que han fracasado, deben prorratearse en los más de diez años que están calentando los sillones. 

La verdad de la milanesa es que sin la asistencia de la Provincia que vino a cubrir la ausencia total de conducción en la ciudad haciendo obras (pavimento, viviendas, defensa oeste, dispensarios, escuelas, etc), Meiners y su gabinete no hubiera pasado de los lomos de burro.