El viejo cine Colón, el legendario cine Mayo y hasta el "Sombras" que llegó después, fueron (sin duda) un hito en la cultura de esta ciudad. En esas salas (¡TRES SALAS AL MISMO TIEMPO!) formaron su gusto cinematográfico muchos esperancinos. Los idas y vueltas de la economía argentina tumbaron esos templos. Hoy apenas quedaron los esqueletos como tristes monumentos al fracaso de una generación que no pudo sostenerlas. El Estado Municipal no se ocupó en su oportunidad, muchos Intendentes no entendieron la importancia fundamental del cine y ahora añoramos estas herramientas que tuvimos a la mano y dejamos escurrir entre los dedos (no solo acá en casi toda la Nación). 

El valor comercial del cine es dudoso. Como el teatro y otras artes necesitan de la sensibilidad estatal, necesitan que los funcionarios definan la Cultura como servicio y entiendan la importancia de sostener el hecho artístico. Hoy, en nuestra ciudad, el cine se dejó en manos de los privados. El objetivo comercial (es lógico) es prioritario. No podemos quejarnos entonces si la primera película que veremos luego de muchos años de abstinencia sea "Me casé con un boludo". 

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