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Cartas de lectores

Año: 12

Número: 566

LOS DESPECHADOS DEL COLONIZADOR

LOS DESPECHADOS DEL COLONIZADOR

Un viejo propietario de una vieja radio local con "estudio" al Este de la ciudad se quejaba lastimosamente porque (según él) el premio El Colonizador era muy caro. Seguro se lo ofrecieron y le pareció un escándalo pagar TRES MIL DOSCIENTOS MANGOS por la estatuilla. Y durante toda la mañana moralizó sobre el asunto de que a los premios no hay que comprarlos y toda esa lata de los que quedan afuera de la noche de gala. 

Si fuera que me cobraban la comida todavía pero me querían cobrar una fortuna por un pedazo de fierro, estamos todos locos, decía el tipo que despotricaba porque recordaba que le habían dado uno de esos muñecos a una radio trucha, ilegal, clandestina, como acostumbra a llamarlas el fulano. 

Hemos visto de todo. El premio el colonizador ha crecido y se da el lujo de hacer un fiestón con una recaudación millonaria y números de jerarquía (un acierto la elección de Los palmeras), lo que pasa es que no todos tienen la plata como para encarar la alfombra roja, todos quieren avivarse y plantear "el canje", canje por publicidad, canje por decir chistes, en fin, este año no los pelaron y los tipos quedaron fuera del salón despotricando como marido engañado. 

Esta bien que no se trata de un galardón muy santo que digamos, se visita a los "empresarios" y se les ofrece el paquete, si no lo querés se lo dan a otro, el objetivo es conseguir cerca de doscientos agraciados que, con acompañantes y familiares aseguren un número acorde a un evento de jerarquía.  Si no querés pagar quedate tranquilo. ¿Te gusta enfiestarte por un rato? ¿Te cabe vivir un momento de ficción, donde todos te tratan como si fueras Gardel? ¡Entonces andá, no seas boludo! Estos otros que se creen con derecho a ser premiados por no se sabe que meritos, están fuera de cuadro. 

Lo bueno sería preguntarle al "inmaculado" moralista dueño de (parece) el único medio digno de la ciudad cuales son los méritos que acusa para pretender un premio con todas las letras. En esta ciudad hay bastante hipocresía como para que la potenciemos sangrando por la herida a traves de los micrófonos. Suficiente mediocridad sin reconocer existe como para que los mediocres se quejen por falta de reconocimiento.