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Cartas de lectores

Año: 12

Número: 557

SUFRIÓ EN DEFENSA PERO GANÓ CON UN MESSI MAGNÍFICO.

SUFRIÓ EN DEFENSA PERO GANÓ CON UN MESSI MAGNÍFICO.

Messi, Messi, interminable y magnífico Messi. Seis palabras que serían suficientes para describir el triunfo parcial de la Argentina ante Nigeria por la última fecha del Grupo F de la Copa del Mundo que la Selección gana 3-2 con dos tantos del rosarino y otro de Marcos Rojo.

Con este resultado los de Alejandro Sabella quedan en la cima de su zona con puntaje ideal y se aseguran así cruzarse con el segundo del Grupo E que podrían ser Ecuador o Suiza, evitando así a Francia, emplazada en lo más alto de ese lote.

Messi abrió el marcador apenas iniciado el encuentro luego de un potente disparo de Ángel Di María que el arquero nigeriano Vincent Enyeamá alcanzó a frenar pero la pelota lo superó, pegó en el palo y el rebote favoreció al rosarino, que llegó libre y de frente al arco para soltar un remate alto que se convirtió en el 1-0 para los de Sabella.

A los cuatro minutos, sin embargo, Nigeria alcanzó el empate tras una contra en la que Pablo Zabaleta quiso salir a cortar el avance pero la pelota fue bien abierta para el costado derecho donde esperaba Ahmed Musa, quien tras sacarse de encima al lateral definió con un disparo cruzado, imposible para Sergio Romero y decretó el 1-1.

La Argentina había mejorado su imagen respecto de lo mostrado ante Bosnia y Nigeria pero no lograba quebrar a los africanos hasta que apareció Messi... otra vez. Un minuto antes de su segundo tanto el arquero Enyeamá le había ahogado el grito al desviar al córner un tiro libre espléndido que se dirigía al ángulo. A los 46, sin embargo, la "Pulga" tuvo su revancha tras una falta que a él mismo le hicieron. Tomó la pelota, la acomodó, miró el arco y ejecuto. Golazo. Simplemente: Messi.

El primer tiempo se fue en medio del estupor de semejante gol pero el complemento no le dio respiro al equipo nacional porque Nigeria, otra vez con gol de Ahmed Musa, igualó a los dos minutos y nuevamente tras un desajuste en la defensa, esta vez entre los centrales Federico Fernández y Ezequiel Garay para el 2-2 que obligaba a la Argentina a empezar otra vez pese a que el empate le bastaba para asegurarse la cima del grupo.