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Novela

Año: 12

Número: 557

LA NOVELA MUNICIPAL. HOY: "EL SENADOR Y LAS VOCES DE ULTRATUMBA"

LA NOVELA MUNICIPAL. HOY:

Cuando el Senador Pirola pasaba por el cementerio de Sarmiento, según dicen, una voz de ultratumba, le gritaba que "para cuando el subsidio" o algo parecido.  "¡Pirola, para cuando el subsidio...! ", parece que decía la voz.  El que contaba con cierto estremecimiento era el doctor Elena que, como se  sabe,  pertenece a la misma línea política del Senador. El auditorio compuesto por la señora concejal Oggioni  del PDP y el honorable concejal Becchio del Pro, no salía de su asombro, no se sabe si por lo curioso del cuento "negro" o por la aparente ingenuidad del doctor Elena.
- ¿Y usted dice que son las voces de los muertos que  pueblan los infinitos? -preguntó la señora Oggioni.
- Yo estuve presente, señora, y no es para risa. -dijo el médico peronista.
- La verdad doctor, es difícil de creer.
- Tal vez alguno que le pidió plata al Senador y se murió sin recibir nada.  -intervino Becchio el concejal de los barrios.
- Creáse o no, pasábamos con el Senador Pirola frente al cementerio de Sarmiento cuando se escuchó clarito una voz que le pedía cuentas por un subsidio.
- ¿Y Pirola que hizo? - preguntó Oggioni.
- Como si nada, siguió caminando con la  misma cara de siempre. -dijo Elena.
- Eso es grave. -dijo Becchio.
- Yo le dije, Senador mire que le están reclamando por un subsidio desde una de las tumbas del pasillo principal, pero nada, hasta hizo un gesto de fastidio, como si estuviera cansado de que le anden pidiendo plata a cada rato.
- Tal vez era uno que se murió de bronca. -dijo Becchio.
- No lo creo porque Pirola le da a todos.
- ¿Eso dice?
- ¿Qué cosa?
- Qué le da a todos.
- Por lo menos cada vez que puedo, voy con él y veo que reparte, no mucho pero reparte.
- Bueno, la plata no es de él y tiene la obligación... -dijo la señora Oggioni.
Siguió la charla con alusión a una noche en que Becchio anduvo por el camposanto de nuestra ciudad. Tratando de acomodar unas macetas con plantas de un vivero de su `propiedad. Parece que se clavó la tricota (porque era invierno y usaba tricota) y lo primero que pensó que lo tironeaba el fiambre. La pasé mal, dijo el concejal, creí que el difunto me agarraba.
- Lo mejor que podría hacer Pirola es pararse cuando le grita el presunto occiso y preguntarle que quiere. -dijo Oggioni.
- Es que una vez se paró. -dijo Elena.
- ¡Se paró!
- Si, se paró y le dijo: "¡Bueno, dale, que mierda querés, estoy apurado!"
- No me diga doctor que el muerto le contestó.
- El muerto le pidió el subsidio y entonces Pirola dijo que le dejaba unos pesos pero que necesitaba una factura por el doble, porque la cosa era así y que se lo daba con la microsoft 70-413 dumps condición de que deje de gritar cada vez que pasaba...
- ¿Y que pasó?
- El Senador le dijo que le deje la factura sobre la tumba que al otro día le dejaría unos pesos debajo de un florero.
- ¿Y volvió al otro día?
- Volvió con quinientos pesos. Se arrimó despacio a la tumba donde se suponía estaba la factura. Cuando agarró el papel blanco resulta que no era una factura era un mensaje.
- ¿Un mensaje?, y qué decía el mensaje si se puede saber...
- Era un mensaje rimado, empezaba con "¡Pirola compadre...!" , después no pude seguir leyendo porque el Senador lo arrugó todo.
- ¿Y los quinientos pesos?
- Los levantó de la tumba y los guardó en el bolsillo. Cuando llegamos a la puerta del cementerio la voz habló de nuevo.
- Otra vez pidió el subsidio.
- No. Nos mandó a la puta madre que los parió.