Una gran obra del sindicalismo esperancino colapsó por obra de la intolerancia en épocas del proceso militar y de la incapacidad de los mismos sindicatos que se hicieron cargo después. Fidel Maestro fue interventor en épocas en que Massera controlaba el Ministerio de Bienestar Social , tomó la farmacia cuando era una empresa floreciente, saneada y fuerte. A partir de la llegada de la marina todo empezó a colapsar. Después vino el gremio de Comercio y no pudo frenar el desbarranque, De seis empleados que tenía en su buena época había pasado a casi trenta.  Esos mismos empleados reclaman y sus reclamos serán atendidos con el remate del emblemático edificio.

Es interesante comparar aquellos hombres que representaban a los sindicatos fundadores, unidos, desinteresados y solidarios con lo que vino después. Los representantes de los militares empezaron a tirar manteca al techo sin percibir que solo se trataba de una simple farmacia con un 10% escaso de rentabilidad. Pusieron su gente. Fueron autoritarios y fueron ignorantes. Los que vinieron después no puedieron frenar el descenso. Se quedaron porque les convenía pero sabían que el destino final de la Farmacia era su desaparición. Nadie la pudo salvar. ¿Por qué llegaron a intervenir los marinos del proceso? Muy simple, por una denuncia de dos esperancinos que aspiraban quedarse con la gerencia, un bancario y un miembro de SOEME. Ellos también perdieron porque Maestro no les dio ni la hora.  Envidia, enanos mentales, miserias de la sociedad de consumo. Lástima porque le sacaron algo bueno a la ciudad.

---