No son pocos los que creen que la cara de Víctor Elena tuvo mucho que ver en su rápido ascenso político. Prueba de que "algo debe haber" es que la gran mayoría de los sacrificados militantes del Justicialismo local, derramaron sangre, sudor y lágrimas durante años, consiguiendo (de lástima) un lugarcito pedorro para barrer las calles, mientras el doctor Elena, con apenas algunas horas de vuelo, trepó a lo más alto del poder ciudadano. "Tiene que ser la cara" claman a gritos los estudiosos. Claro que si fuese ese y nada más que ese, el mérito del Concejal, fácil sería emularlo, más en esta época en que la cirugía estética ha tocado límites inimaginables. "La cara ha de ser acompañada por una expresión ausente, volada, con un ligero extravío que sugiera vacío", agregan los científicos. Y eso no es tan fácil de reproducir, agregado a que el rostro del Concejal Peronista es casi irrepetible, todo se complica.

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