Es ley que el peronismo de todos los tiempos jamás le dio oportunidad a los derrotados. Eso lo saben los "perokirneristas" esperancinos que, por supuesto, fueron "peromenemistas", "perocristinistas" y hubieran sido todo lo que se les cuadre con tal de no caerse de la ruta de los cargos, carguitos y changas que ofrece el Estado. 

El sendero hacia las prebendas siempre cercanas a la Política es conocido por aquellos que se acercan al partido para conseguirse alguna caricia económica. Es cuestión de arrimarse en tiempo cercano a la elección, padecer algunas reuniones, gambetear las pintadas, fastidios de la campaña y, claro, "hacerse ver" hacia adentro (hacia afuera es un quemo) por los que apuntan a candidatos ganadores para que después se acuerden y nos tiren un hueso.  Fácil, los peronchos esperancinos, lo saben a la perfección, de hecho a muchos les dio resultado para salir de pobres o para manotear algun sueldo del Municipio. Pero sirve solo con ganadores, no sirve con perdedores. Porque los perdedores no tienen nada para repartir.

Hasta no hace mucho se escuchaban algunas voces que ensalzaban a Cristina. No muchas pero algunas. Hoy, no se, me parece que si hacemos una prueba sencilla, digamos que preguntamos en cualquier barrio a los que se reconocen peronistas si son o no son kirchneristas, de cada diez, nueve y medio te dicen que NO.   

Bueno: ¿qué es lo que queda del presumido kirchnerismo en la ciudad de Esperanza?. Uno está tentado a decir que no queda NADA, pero hay que ser prudente. La señora Intendenta, amiga de De Vido, según sus propias arrogantes palabras, es posible que si se le pregunta diga que no lo conoce. O peor, que cuando se "hacía" la amiga era por el bien de la ciudad que, gracias a su evidente sacrificio nacional y popular, obtuvo innumerables rampas para discapacitados, lomos de burro y el oficio de cantantes surtidos para la fiesta del 8 de setiembre. 

El movimiento peronista es una cosa (o fue una cosa), el partido es otra. Esa realidad al parecer desconocida, olvidada, por algunos peronistas históricos ha convertido al partido en una bolsa de trabajo, refugio de desocupados y, por esa causa, imán para vivos, hipócritas y trepadores. Todos especímenes que nunca arriesgan nada y lo exigen todo se arriman a los ganadores para colarse en cualquier agujero rentado que ofrezca el Intendente. El peligro es que los fulanos que llegan por ese camino no siempre son los que tienen el coeficiente intelectual más alto. Solo llegan porque están ahí, porque "dicen" que son lo que son, que se yo, porque no tienen trabajo y dame uno lo que tengas. 

Eso no es el movimiento. El movimiento tuviera que ser el que contiene a sindicatos, organizaciones sociales y último el partido. Perón decía que el partido iba último. Porque desconfiaba de aquellos que llegaban a la política para hacerse de un cargo. Todos esos vicios los tiene el peronismo en su seno y son esos vicios los que amenazan su permanencia. Los latrocinios notables que se ven todos los días donde hay evidente responsabilidad de funcionarios kirchneristas vienen de ahí, de los vicios. No hay militancia, mentira que hay militancia, solo se ha usado esa presunta condición para acumular plata ajena, plata pública, plata de todos. 

Por eso no hay kirchneristas en la ciudad. Si los hubiera estarían avalando todos estos saqueos y los que por acá practican el peronismo no están para hacerse cargo de esos delitos. Menos que menos cuando hacerse cargo de esa lacra no redunda en beneficio alguno. Los peronistas se hacen cargo de las infamias solo cuando provienen de ganadores, cuando vienen de los que detentan las cajas del poder. Hoy no se dan esas condiciones.