Gerardo Andreoli, el máximo responsable funcional y administrativo de la empresa Esperanza Servicios SAPEM, encargada de la distribución del gas natural en la ciudad de Esperanza, presentó en un mismo día en sendos programas políticos de TV local para desmentir dichos del Presidente del Concejo, Cristian Cammisi, quién denunciara que había jubilados de la Caja Municipal trabajando para Sapem con sueldos notables. Andreoli fue a desmentir pero en realidad confirmó que "sí, es verdad que me jubilé y que sigo trabajando en el mismo lugar, pero ahora como contratado". ¿Qué tiene eso de diferente con lo que dijo Cammisi? No se sabe, en todo caso que lo aclare Magoya. 

En realidad lo que Andreoli quiso decir es que cobra una jubilación como empleado del Municipio y que ahora le "vende" sus servicios profesionales a la empresa de gas. Lo que Andreoli olvidó decir es que cuando (durante la gestión de Fascendini) se fundó la empresa él fue elegido para capacitarse (con plata de la Municipalidad) y que ahora lo que está vendiendo es en gran parte propiedad del pueblo esperancino. El profesionalismo y experiencia que hace flamear Anfreoli y que le proporciona interesantes ingresos como "asesor" no solo en Esperanza sino en otras localidades, resulta ser producto de inversiones realizadas en su persona con impuestos de la gente de esta ciudad.

En suma, hoy, el responsable de Sapem es un jubilado municipal aunque sigue trabajando en el mismo lugar. Lo que parece decir Cammisi es que lo único que cambió es que los servicios son los mismos pero los egresos se duplicaron. La gente recibe lo mismo pero paga el doble o el triple. Es atendible lo que dice el concejal en el sentido de que con esta original movida pierde la gente. La Municipalidad paga el contrato de Andreoli y sufre la caja Municipall porque paga su jubilación. El beneficiario es uno solo y el que paga es siempre el mismo. Tal vez sería mejor invertir en la preparación de personal para que lo reemplace a Andreoli, como se hizo en su oportunidad con quién ahora parece olvidar que sus conocimientos fueron adquiridos por el pueblo de Esperanza.