LA CIUDAD NECESITA POLÍTICOS Y EMPRESARIOS VIRTUOSOS.
Bajada: Se dice que los emprendedores tienen el espíritu suficientemente templado como para superar obstáculos y conseguir el éxito.  Sin embargo, existen cosas fundamentales que, si no las provee la política, no las hace nadie. 

1- ENERGÍA, CLOACAS, VIVIENDAS.
Los problemas de la ciudad de Esperanza no son tantos, por lo menos en número, se reducen a tres o cuatro asuntos estructurales: Energía, cloacas, viviendas y caminos, para citar solo los más importantes. Pocos pero graves.
Más grave aún es que la Intendenta reconozca que se trata de obras que están fuera del alcance del presupuesto municipal y que, por lo tanto, se deben gestionar ante los gobiernos de la provincia o de la nación. De acuerdo a esos dichos, se supone que durante años, la actual gestión, golpeó sin éxito la puerta de los despachos oficiales con resultados negativos. La red de gas y cloacas que inaugurara Fascendini, al parecer, ya no alcanza para cubrir las necesidades de una ciudad que demanda estos servicios tanto para sus hogares como para sus industrias.  El desafío de los próximos ocupantes del Municipio está a la vista: proponer un camino posible para solucionar estos temas estructurales.

2- PROFESIONALISMO, CONOCIMIENTO.
Los problemas estructurales impiden a la ciudad crecer normalmente. Es fácil comprender que sin energía suficiente la industria no compite, se desmorona. Sin una red cloacal efectiva la construcción se detiene. Las rutas y caminos en mal estado se convierten en un obstáculo para la salida de la producción. No debe tomarse en forma ligera este tema. El próximo Intendente no tendrá margen para la sanata, las exigencias que imponen las importantes carencias de la ciudad pondrá a prueba la capacidad del más mentado.  El alcalde decorativo que ignora donde se encuentra parado será insufrible para los contribuyentes futuros.
El profesionalismo del próximo Intendente será crucial para que la ciudad tenga esperanzas de crecer. El político que viene a aprender, a ensayar, al ejecutivo municipal será impensado en el futuro, insoportable para las nuevas generaciones. Aquél que "sabiendo que no sabe" se ofrece para conducir la ciudad se compara con el irresponsable que se coloca frente al comando de un avión en pleno vuelo sin ser piloto. Es tan intolerable una cosa como la otra.  

3- "ESTAMOS CONVERSANDO..."
Los funcionarios parecen no entender el verdadero valor de las palabras. Si no se soluciona el problema de la provista de gas para la industria, el vapuleado Parque Industrial pierde casi todo su atractivo. La red cloacal colapsada desanimará a quienes hoy invierten fuertemente en la construcción. Si el Municipio no aporta tierras para viviendas, los asentamientos, se harán imparables. Dejar hacer, dejar pasar, en estos incisos, puede traer consecuencias impredecibles para el futuro. Falta de empleo, caída en el nivel de vida, indigencia, inseguridad, todo rebota desde esos pocos temas estructurales. Valga la redundancia, la "esctructura" se debilita y todo empieza a derrumbarse. Es necesario comprender que la ciudad moderna pensada en los 80 tenía cloacas, gas y viviendas para un número determinado de habitantes, de actividad, de tiempo. Los intendentes tenían la obligación de prever esta realidad actual. Lo que hoy sufrimos es consecuencia de una falta total de previsión en la última década.

4- VALORAR LA CRÍTICA.
El Intendente, el funcionario debería agradecer la crítica desinteresada. Desde esta columna se critica, es cierto.  La intención final es advertir al prójimo que los errores que está cometiendo perjudican a otros. Y eso, sea Intendente, Gobernador o Presidente, lo condena en este mundo y en el otro. No se puede continuar haciendo daño a conciencia o sabiendo que tarde o temprano lo que uno hace es malo para otros. Aunque parezca exagerado, la crítica desinteresada, la que no pretende destruir a alguien para después ocupar su lugar, advierte afectuosamente al sujeto, sobre pecados universales que pueden significar una condena definitiva.  Resumiendo: para solucionar los problemas graves que padece la ciudad es necesario despertar al mandamás.  "Si duermo más de 10 horas, háganme la autopsia.", debería clamar el alcalde a sus vecinos. Esta crítica todavía no es una autopsia, tal vez sea apenas un despertador. Ojalá suene a tiempo.