NOTICIAS DEL OTRO LADO
El Santo de los Camioneros.

Hubo esperancinos con oficios diversos. Pero hubo algunos que tenían la virtud de convertir un trabajo común en una novela.

De casualidad se habían juntado varios choferes de camiones en el boliche y, el "Colo" (que también supo ser del gremio), aprovechó para mezclarse con una de sus historias. 
"Uno de los choferes del "Santo de los Camiones", cuando pasaba por la ruta 19 donde, a la vera del camino, algunas señoritas se desprendían los botones de las blusas y hacían piruetas con sus miembros inferiores mostrando a traves de los tajos de sus polleras las pantorrillas enfundadas en medias de red, se ataba al volante. "
- Y claro -dijo un gordo con los brazos como globos- el muchacho tenía miedo de claudicar y perder el tiempo y el trabajo.
- ¿Cómo se hace para ignorar a las sirenas de las rutas cuando se ofrecen con sus atuendos provocadores? -saltó un flaco fibroso pasándose la lengua por los labios.
- Por eso el pibe optó por atarse al volante. -dijo el Colo recuperando el aliento- Sin embargo, así y todo, muchas veces se tentó y paró el camión entregándose a los encantos de las trabajadoras sociales.
- Atado y todo, don Colo. Es fuerte el vicio de la lujuria. -dijo el gordo mordiendo un pedazo de queso acompañado con pan y mortadela.
- Era sicológico. El chofer tuvo que consultar a un profesional para que le haga el bocho y lo cure.
- ¿Y lo curó? -quisieron saber los presentes.
- El problema eran las medias de red, lo enloquecían al chico, entonces el sicólogo atacó por ahí.
- ¿Y cómo hizo?
- Le dijo que las minas después de trabajar iban a comprar el pan con las medias.
- Como si fuera una bolsita. Capo el tordo.
- El que sabe, sabe. Pero mire que pasan cosas por los caminos, don Colo. -dijo el flaco levantando un glisín como si fuera una batuta.