Si existe un hecho notable para considerar en este paro docente es que en nuestra ciudad ha sido total. Incluso colegios que no era común que se adhieran a estos movimientos, tales como el Huerto y el San José se incorporaron con entusiasmo al plan de lucha por reclamos que toda la sociedad considera justos y postergados por demasiado tiempo. Ahora que van a la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo, los chicos, los padres y los representantes legales se ponen contentos porque tienen respiro. Bueno sería que presionen un poco para que el asunto se arregle, porque de lo contrario si dejan todo en manos de la inexperta Ministra que supimos conseguir la cosa dentro de quince días va ir de mal en peor.

Los docentes piden el blanqueo salarial, la jerarquización salarial real y por una jubilación docente digna. Las espectativas que tienen los maestros esperancinos son prudentes, el gobierno provincial no acusa recibo de las movilizaciones que son las más numerosas de la historia. Por el contrario aparecen avisos oficiales confusos que tratan de poner a la sociedad en contra de los maestros. Usando el dinero de todos se ataca a un sector que nadie duda ha sido postergado por años, se le paga en negro y es víctima de arbitrariedades de todo tipo, tal vez especulando con la pasión que le ponen la mayoría de los docentes a su tarea.

La escuela santefecina se sostiene gracias a sus proletarizados maestros. Es hora que el corazón duro del gobierno despierte y comience a latir en la dirección correcta. La gente, de una forma u otra apoya a los maestros o por lo menos entre malos y buenos sabe de que lado están los buenos.