Hay que reconocer que la plaza San Martín, los domingos a la nochecita pinta como el centro de una ciudad turística. Y lo mejor es que el noventa por ciento de los paseantes y alegres conversadores que habitan las esquinas y los bancos son jóvenes lo que habla de una ciudad con alegre fututo por lo menos. Y un domingo con un grupo de integrantes de la comparsa Emperatriz dándole a los tambores le imprimió más que una nota de color al fin de semana. Muy bueno.

Algunos puede no estar de acuerdo con la reedición de los viejos corsos, pero también han de convenir que eran unas reuniones multitudinarias que nunca debimos haber perdido. La vuelta parece que va a ser con todo. Para febrero se vienen las coloridas comparsas de Entre Ríos y el norte de Santa Fe que ya nos van mostrando un anticipo, justamente en la plaza, los domingos, para entusiasmar, en la plaza llena de jóvenes.

Me pregunto si estará previsto un control de las máscaras sueltas y disfrazados en general, con un permiso de la policía como se hacía no hace mucho. Digo, por si acaso, no vaya a ser que cuando vuelva a su casa lo haya desvalijado El Zorro o El LLanero solitario. Por las dudas, ¿vió?, ya que andamos hablando todo el día de seguridad y prevención ... (¡Yo lo ví, el que te asaltó fue Gardel!)