El conflicto de Sadesa
Los profetas del ¨animémonos y vayan...¨

Un tipo que está en la puerta, un tipo que va porque prefiere luchar por la justicia que cualquier otra cosa, incluso que engullir el guiso de todos los días, merece el respeto de todos los que aquí tenemos nuestro aguantadero y mucho más. ¿Pero cuántos hay de esos? De los desinteresados, de los sacrificados, de los solidarios y de los corajudos que así nomás, sin más trámite se la juegan por el (ojo..) el bienestar de los demás.

¿Quiénes y cuántos son los que protegen a los obreros de las demandas (justicieras) de la mujeres e hijos que pretenden ejercitar el arrogante privilegio de morfar?
Contra la sinarquía internacional, el capitalismo salvaje, la aristocracia gorila y la mar en coche parece que luchan más de uno. De acuerdo. ¡Pero donde hay uno que quiero verlo! ¡Una cara plis! Mostradme, caballeros, una cara, un nombre o acaso un alias para ponerme en la fila de soldados que seguramente lo seguirán hacia el triunfo o la heroica derrota final.

¿Quienes son los desinteresados líderes de la revolución que pugna por la justicia distributiva? ¿Todos? No me digas. ¿Todos desde la cálida fortaleza de las cobijas? ¿O tal vez desde la oscuridad que mora bajo la catrera?

Es inútil, nombre y apellido no hay, responsables no hay y guapos tampoco. Eso sí, anónimos que se miran al espejo y ven en él a una especie de Che Guevara, mezclado con Rucci, Vandor, Alonso, Tosco, Santucho y un cacho de Evita, eso sí, de eso hay un montón... pero ese monstruo ficticio no tiene nombre, ese es el berretín de los que llaman a la lucha desde la vieja cueva que tiene en su frente escrita la perversa consigna de ¨animémonos y vayan...¨
¡Animémonos y vayan! Y los que vayan que se jodan. De eso conozco bastante.