Coincidentes con la protesta frente a SADESA aparecen dos hechos de características inusuales en la ciudad que hasta hace poco juzgábamos tranquila y: (cara palabra) segura, que digo segura, segurísima...

Parece que todo llega, a veces lo bueno, a veces lo malo. Todo parece generalizarse en esta Argentina de hoy, el crecimiento, la actividad creciente y los chorros abundantes...

En horas de la madrugada del jueves unos tipos encapuchados entraron en la casa de una familia esperancina. Avenida Los Colonizadores, Yemín y señora duermen, tres intrusos armados los amenazan, los atan de pies y manos, los obligan a decir donde guardan el dinero (El dueño de casa había realizado una cobranza), joyas y cosas de valor, cargan todo y se las toman sin dejar rastros. Los únicos indicios son sus palabras que denuncian su conocimiento de los movimientos de los propietarios de la hermosa vivienda de la avenida. Nada más, el susto que queda y más de cien mil pesos que desaparecen en plata y otras cosas. Para preocupar a cualquiera.

Por si esto fuera poco, en el barrio Oeste, calle Janssen, en un estudio contable alguien penetra en la noche y se lleva todo el efectivo de la caja chica. Ventanas forzadas, meticuloso desparpajo para hacerse de los bienes ajenos y otros detalles que hacen pensar en tipos de afuera o por lo menos otros ladrones, que no conocemos, audacia, movimientos precisos. No creemos que se trate de rateros locales que hayan seguido un curso por correspondencia, no, todo lleva hacia profesionales con datos concretos. O tipos de paso, que tienen tiempo para estas changas ¿viste?. Muy malo y como para que la policía empiece a hacer otras hipótesis, lejos ya de la ciudad que pensábamos ayer.