Extorsión en la granja.

La extorsión es un delito por lo menos perverso. Porque presionar a alguien, inocente o culpable, para que realice cualquier acción que lo perjudique o perjudique a otros es de por sí un acto que denigra hasta al extorsionador.

Y si este delito lo comete un tipo que detenta la ventaja de vestir, digamos, una sotana, una chaquetilla de médico o un uniforme de policía, el crimen se hace detestable.

Cuatro policías de acá nomás han elegido la puerta equivocada y ¨cama¨ o no cama de Asuntos Internos de la Policía Provincial el hecho está cometido y parece no ser único. Ahora los muchachos están presos, incomunicados y con perspectivas no tan buenas.

¿Y ahora ... la interna?
Dicen los que saben y frecuentan la taquería que hay bronca de la buena en la XI. Pasa  -dicen ellos no yo- que algunos (¿cuales algunos, los que se comieron el garrón?) estan que vuelan y prueba de esto es que andan diciendo que ¨éste hizo esto y que este otro hizo esto otro¨ y de lo que dicen ni el jefe se salva. En fin, tal vez el enojo venga porque los que fueron en cana quedaron solos ante la atropellada de ¨Asuntos Internos¨. ¿Y ahora que hacemos? ¿Pasará algo en lo inmediato? Los que la manejan cerca del arco dicen que sí, porque la ¨disponibilidad¨ es dura y a nadie le gusta que lo saquen de la cancha. En fin, también se dice que anda circulando literatura anónima con algunos detalles que hacen poner colorado a más de uno.

La jefa de policía de la provincia seguro tendrá todo lo que se sabe y todo lo que se dice, y con la onda de purga que viene a nivel nacional, la señora con esto se anota un poroto si sale bien. Lástima que estas ¨limpiezas¨ no se hagan en las ciudades grandes, pero igual, se agradece la distinción de empezar por la ciudad que nos cobija. Menos extorsionadores tengamos, mejor.