Nos sorprende la cantidad de llamados y mensajes que vamos cosechando día a día y más, considerando,  que no se trata de un programa fácil de digerir, de digerir en todo sentido, como humor distinto, forma de hablar, códigos,  en fin, casi todo.  Pero lo que empuja es el día a día y de 8 a 12, macana son casi cuatro horas con la obligación de no caerse.  ¿Estaremos aprendiendo? Es posible porque al principio no nos llamaba ni la familia y en cambio ahora suena tupido el fono. Y lo más lindo es que son oyentes que llaman en su condición de oyentes y no de acreedores, eso es casi ideal, por lo menos para unos tipos que todavía creen que hay tiempo para cambiar algo. Cambiar para bien, se entiende, porque para cambiar para mal hay demasiada competencia.