Que la provincia se quedaba con recursos que le correspondían a municipios y comunas, dice el senador Fascendini que es un hecho.

Parece que un decreto de Reutemann dio orígen a una gambeta financiera que terminó perjudicando mucho a la caja de las muncipalidades. La plata que bajaba por las ciudades y pueblos parece que subía en la capital de la provincia. Gobernador sin problemas pero gracias a Intendentes secos.

Ahora, moño de por medio, los senadores justicialistas iban a votar el presupuesto 2004, con los números que dejaban todo como está, salvo un "aumentito" en las patentes automotores que favorece a los muncipios. Pero, la verdad de la milanesa, es que era un caramelito para que no se den cuenta del afano grosso. De los vueltos con que se habían quedado por ficción burocrática en el pasado, un montón de plata. Entre pitos y flautas desde la época de la devaluación y crecimiento económico a nuestra ciudad le deben como un millón por año. Imagínense cuanto le deben a Rosario. Los intendentes están como locos y no entiendes (sobre todo los justicialistas) como sus compañeros senadores peronistas iban a convalidar el despojo. ¿Con qué cara vuelven a sus ciudades en las cuales prometieron lealtad y juntaron votos? En cuanto a la plata que la provincia le debe a las municipalidades y comunas, anotala en el agua.