Con coimas, con pobres y con desocupados, vamos transcurriendo este tiempo de fiestas. Los comerciantes se alegran porque la gente compra un poco más. Los que pueden compran y algunos no pueden ni siquiera pensar en la Navidad porque les hace daño ver alegría donde para los que no tienen ni para un pan dulce es alegría inexistente.
Igual, es tiempo de esperanza, todos mal que mal aguardan un tiempo más tranquilo, sin sobresaltos, sin deudas, sin facturas amenazantes... ¿Será mucho pedir?

Ojalá todos los que tienen el fuego de la solidaridad alcancen a aliviar las penas de los que en estas fiestas no tienen nada de nada. Y si sus exhaustos bolsillos no se lo permiten que sea la palabra de aliento lo que reemplace el aliciente del dinero.
Salute, feliz Navidad y feliz año 2004.

Escuchen la 95.7 todas las mañanas y que haya paz en los corazones, con eso es más que suficiente. Para los que sufren la falta de familia o de plata, recen mucho... y las penas se iran, felicidades.