Una cantante de tangos de la capital, llamada Mabel Mabel, que llega a la ciudad con la invitación del Club de Tango. La rubia chiquita con una voz potente canta en la primera parte apoyada por una "pista" orquestal. Muy Bueno. Los matices del espectáculo en su primera parte están a cargo de bailarines locales, cantores como el Barón Clérici y el pibe Baigorria. Los animadores-conductores son la chica Bertone que aporta su voz sensual y el interminable Fino Missio que se luce hasta con sus errores. Como agregado a la cosa Raquel Müller presenta un libro que habla de Rosana Falasca la rubia de Humboldt que cantaba tangos y que se fue tempranito de este mundo.

En la segunda parte vuelven los bailarines y Mabel Mabel canta pero ahora con el extraordinario artista radicado en nuestra ciudad, músico excepcional, que se hace llamar Muriel. Si alguien estaba algo desconforme hasta ese momento, creo que después de escucharlo a Muriel la cosa cambió, el espectáculo cobró una dimensión monumental. Este artista internacional radicado en Esperanza nos brinda en noches como la que nos regaló el Club de Tango en esta oportunidad una actuación sin precedentes. Muy bien por el Club, muy bien por todos los que apoyaron, esta vez no se puede criticar nada, hasta los errores se disfrutaron.