Es alarmante la cantidad de robos a casas de estudiantes aprovechando su ausencia. En muchos casos para llevarse computadoras y bicicletas, elementos costosos y personales, caros a la actividad de los asistentes a la prestigiosa casa de estudios. Es inimaginable el núnero de bicicletas que se roban todos los días. Parece un hecho menor, pero no es así cuando se sustrae ese elemento a ciudadanos que lo utilizan todos los días. Tal vez la policía prefiere ocuparse de delitos mayores y está dejando en el cajón el robo a casas de estudiantes. Motos, bicicletas, celulares y otros, robados de los domicilios o en la misma facultad han colmado la paciencia de los muchachos, ahora decidieron movilizarse. ¿Qué esperan conseguir? En primer lugar que la policía que satura con sus móviles toda la ciudad, les preste atención.