Desde hace rato, la ciudad carece de representantes idóneos para ejercer con propiedad el mandato del pueblo. Eso no es un asunto menor y tal vez la razón de todo este incordio sea el colapso del sistema de partidos que, es evidente, en nuestra ciudad solo funciona para darle un lugar a los desocupados de siempre y a los parientes de los desocupados de siempre. Eso no sería tan condenable, todos tienen derecho a trabajar, si esa  falta de convocatoria a "líderes" normales, preparados, no perjudicara a los 40.000 habitantes de Esperanza. Pero eso daña y si daña, entonces, es condenable. 

El partido gobernante ya repartió lo poco que tenía para repartir y es un inmenso agujero que nadie quiere ocupar. Los que integran la conducción son aquellos que no pierden la esperanza de mendigar algo en las próximas legislativas o los que han quedado comprometidos porque algún hijo, sobrino o cuñado trabaja en la Municipalidad.  

La Jefa natural de PJ local, aunque usted no lo crea, es Ana Meiners. Ana Meiners no tiene ganas de ser Intendenta, imagínese el que lee. las ganas que tendrá de ser la guía espiritual de esa galleta sin solución que es el peronismo. Existen algunos indios que sostienen con disimulo sobreactuado la presunta existencia institucional. En verdad, cada vez que aparecen en la Tele, dan un poco de pena. La falta de entusiasmo se nota a tal punto que ya ha invadido hasta los gestos y las palabras. Los titulares del partido aparecen cansados, fastidiados y con la actitud de estar haciendo un favor a no se sabe quién.  

Claro que en poco tiempo más, el peronismo local, arrancará con otra campaña. Se supone que intentará ganar bancas para superar la minoría que sufre en la actualidad. Eso debería estimular a la "militancia" ante la posibilidad de obtener (a cambio de "trabajar" o de no se qué) alguna en la alcancía del Municipio. Son muchas las cajas, cajitas y monederos que se pueden atacar, siempre se puede conseguir alguna changa, algun contrato o (no hay que despreciar nada) alguna propina. Los beneficiados con las candidaturas se verán obligados a prometer algo o condenarse a pegar los carteles por su cuenta o con ayuda de su familia.

Esa es la estructura que cobija al gobierno municipal. Es impropio decir que "apoya" al gobierno local porque no apoya nada. Es más, cada vez que alguno de los miembros de conducción del partido se presenta en el Municipio para hablar con la Jefa espiritual, lo dejan de seña porque saben que va a pedir algo. Es cruel. Más que cruel es triste pensar que una ciudad como la nuestra tenga que sufrir ese nivel de representación. En realidad todo es mediocre en la ciudad. La cultura oficial, el turismo, las obras, los servicios, todo es medio pelo y cayendo. ¿Las razones? Muy simple, los ejecutores de esas políticas tienen un orígen penoso. Dos más dos, cuatro.