No hay corrupción grande y corrupción chica. Cobrar y no hacer nada también es condenable. En esta ciudad se sabe de proveedores que ganan siempre los trabajos del Municipio. Periodistas que buscan el cheque y después hablan maravillas de la Intendenta. Empleados que se llevan materiales y combustible a la casa. Políticos que se callan la boca porque tienen un sobrino o un hijo trajando para el gobierno de turno. Los macaneros que se aprovechan de la ignorancia de los contribuyentes son corruptos. Los empresarios que contaminan, los funcionarios que miran para otro lado, los inspectores que no inspeccionan y los comerciantes que ponen en peligro a los ciudadanos con el tránsito de camiones,  son corruptos. 

No es necesario participar de grandes choreos (como los que aparecen todos los días) para ser ladrón. Con hacer la vista gorda, como lo hacen día por medio, nuestros representantes es suficiente. Le roban todo al pueblo, le roban la plata y le roban la esperanza.  La Municipalidad se gasta más de la mitad de los recursos en personal. Eso no es nada, no le basta a la Intendenta, la enorme cantidad de empleados para hacer lo que debería hacer, no, agrega además un número innombrable de contratos que, suponemos, deben hacer lo que los otros no hacen. No pueden hacer que la planta permanente se ocupe de lo que está obligada a ocuparse y, entonces, buscan amigos, parientes o a personas a las que deben favores, los meten en la propiedad del Estado Municipal y le pagan, alegremente, con plata de todos. Eso es corrupción.