AÑO 18

NUMERO 61629

Ciudad

Año: 12

Número: 578

LAS HISTORIAS DEL "COLO". VIENTO DE OTOÑO.

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Siempre se aprende algo en el boliche de Córdoba y Janssen, aunque solo se trate de una sencilla lección sobre uso y abuso del paraguas.

-El otoño es lindo pero trae el frío y el frío no es bueno para los pobres - La voz ronca del Colo sonó en una mesa de cuatro parroquianos.
-El verano es lindo para ir al mar -dijo un barbudo que mordía un pedazo de hielo.
- Cuando el tuerto Beresvil fue al mar se levantó viento y se tragó cuarto kilo de arena -dijo de lejos el bolichero.
- Por eso me gusta la llanura, los yuyos son más limpios, es preferible tragarse un cardo que un kilo de arena -dijo el petiso Barbero luchando contra una aceituna.
- El otoño es época de lluvias, según se dice, y si usted no sale preparado se puede pescar alguna peste -dijo el Colo.
- Habrá que salir con el paraguas -dijo Barbero.
- Ojo con el paraguas que no es moco de pavo -dijo el bolichero-, al paraguas hay que saberlo usar. Si entra en un lugar cerrado hay que cerrarlo porque trae mala suerte.
- ¿Y si quiere sacudirlo, cómo hace? -preguntó un flaco con los dientes salteados.
- Hay que sacudirlo afuera -dijo el bolichero.
- Hay que sacudirlo con la punta hacia abajo -dijo el Colo.
- Hubo un otoño muy ventoso en esta zona con un viento machazo que daba vuelta los paraguas -dijo el Colo mientras le echaba soda al Cinzano-. Con decirle que había un enano que paraba en el "Wimpi", el desaparecido boliche de Rivadavia y Castellanos, que abrió el paraguas  en un día de mayo de 1960 y el viento se lo llevó.
- Eso sí que no se puede creer -dijo el rengo.
- Nosotros tampoco lo podíamos creer por eso no dijimos nada -dijo el Colo- pero esa noche se levantó una tormenta eléctrica con más viento todavía, estábamos jugando al monte en el otro bar de la esquina de la plaza cuando vimos un relámpago encima de la Iglesia Protestante y nos pareció ver al enano, pero, igual, no dijimos nada.
-¡Vieron al enano con el paraguas! -dijo el flaco sin dientes.
- Menchaca se llamaba, nunca lo volvimos a ver. El paraguas tampoco apareció.
-¿Cómo supo eso don Colo?
- Porque los hermanos Castillo, a cargo del Bar. en esos tiempos, hicieron el reclamo del paraguas en la jefatura.
- ¿Y al enano, no lo reclamaron?
- Aunque usted no lo crea los paraguas eran casi un objeto de lujo en esa época.
 
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