Si alguna vez el gobierno municipal dejó de correr detrás de los terceros que hacen y proponen cosas para hacer, con la lluvia del otro día, el papel de la Intendenta se redujo prácticamente a la nada. Todo lo que se hizo en la ciudad tuvo protagonismo exclusivo de cualquiera menos del Municipio. Lo poco que intentó Meiners con sus amigos lo hizo mal como el cierre de la plaza y la financiación del plan de accesibilidad. Después todo lo hicieron otros, el camino a la Orilla, la defensa Oeste, los centros de salud, el inicio del parque industrial, hasta los arreglos a las calles y badenes que la Municipalidad hace sin ganas a instancias de un plan nacional. 

La lluvia intensa que inundó la ciudad desarmó los últimos argumentos de la señora, quién suponía contar con los votos del Sur, ahora totalmente mojados y escurridos por los canales tapados insuficientes para contener el agua. Los "técnicos" salieron a relatar (como hacen siempre) las causas de los desvelos de los vecinos por todas las radios y canales. Cuidándose de recordar que estuvieron metidos en el agua aunque nadie los vio. Lo único que los sufridos esperancinos observaron fue un carro con más ocupantes que arena, haciendo turismo por los calles anegadas. 

Le queda poca fuerza a la Intendenta (si es que alguna vez tuvo fuerza), sus asesores están escondidos en sus oficinas esperanzados en repetir la elección que los dejó milagrosamente en la nómina de sueldos municipales. Meiners se está convirtiendo día a día en un posible error del inexistente Partido Justicialista, hoy devenido kirchnerista por conveniencia. Todo hace pensar que la figura de una señora "madura" y lenta para las decisiones, no alcanza para derrotar el ímpetu de la juventud que pide un lugar.