AÑO 18

NUMERO 61629

Cartas de lectores

Año: 12

Número: 571

LA INTENDENCIA SE DEFINE COMO UNA LUCHA DE DOS GENERACIONES.

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Esperanza parece una ciudad donde los más viejos se resisten a abandonar los lugares. Eso sucede en todos los espacios. Y no es gente de mediana edad, se trata de gente de la tercera edad la que ocupa elencos teatrales, parodias musicales y, lo más grave, puestos clave en instituciones privadas y públicas. 

Todos vamos a envejecer, nadie escapa al transcurso del tiempo, pero también somos conscientes de las limitaciones de todo tipo que vienen con los años. No hay punto de comparación entre un muchacho de 40 y uno de 70. Menos todavía en puestos ejecutivos donde la energía es fundamental. 

Un septuagenario puede ser una excelente fuente de consulta, incluso más efectiva que alguien más joven, pero cuando se trata de movimiento, gestión, capacidad de trabajo, el más viejo tiene mucho que perder. Nadie tiene la culpa por los años que tiene. Pero es necesario ubicarse en tiempo y espacio, no comprometer con nuestras carencias a los demás, sobre todo si se trata de toda una ciudad que se posterga por nuestras limitaciones físicas.

La ciudad de Esperanza sufre la falta de velocidad de sus funcionarios. El descontrol, el abandono, las obras que avanzan a una lentitud de tortuga, son consecuencia de una conducción cuya mayor característica es la parsimonia y la reacción lenta. Todos los problemas se nos vienen encima por el estilo pasmoso de la jefa del ejecutivo municipal, sueldos, jubilaciones, pavimento, edificios en ruinas, yuyales, caminos desastrosos, parque industrial detenido, en fin, defectos relacionados con la falta de velocidad, agilidad en los movimientos. parálisis. memoria débil. Todos achaques que vienen con los años y que hoy, la Intendenta, traslada a los contribuyentes. Para colmo la señora pretende continuar con este estilo patético de gobierno. 

Hay algunos jóvenes dentro del Justicialismo que han sido postergados para dar lugar a la actual Intendenta quién, de ganar, cumplirá los 70 en el poder y le será dificultoso conseguir el carné para manejar autos o motos. Pero estará conduciendo la ciudad. Terrible paradoja, tendremos conduciendo la caja de recursos a alguien a quién la misma municipalidad sospecha peligroso para conducir automóviles. Claro, si choca la ciudad, nadie le dirá nada. Tendría que haber un seguro para ciudades.
 
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