Si el Concejo se ha transformado en un estilo de vida, entonces la cosa se complica. Tal vez habría que contemplar la situación de aquellos que abandonaron todo por la política. Pensemos que un fulano que hizo de Concejal durante los últimos 10 años es muy posible que se haya olvidado hasta de hacer un guiso.  Estos son los más discapacitados, si por culpa de la gente no resultan electos en el 2015, sería terrible, casi una violencia de género. 

También están los que arrimaron la bocha por primera vez, los que alientan la ilusión de hacer un poquito más en el laburo de edil. Dos períodos como mínimo, no es mucho pedir. Tanto Oggioni como Bechio si no se acostumbraron están cerca de hacerlo, porque es fácil acostumbrarse a un lugar donde nadie te manda, nadie te vigila, si querés vas, si no querés no vas. Pero todo se termina, sobre todo la buena vida. Más sabiendo que dos partidos chicos como el PRO y el PDP tienen pocas posibilidades de embocar la medialuna en el café con leche. 

Pasar de todo este paraíso donde todos te invitan a todos lados al anonimato absoluto no es lindo. Habría que dar protección a los concejales que son "rajados", hacer algo, terapida por ejemplo. Piénsenlo.