Si la minoría dirigente se apoya en el dinero o en el sometimiento al dinero, tarde o temprano, se convierte en una camarilla que se olvida del ciudadano común.

Basta pensar unos segundos para entender que el oficio político en nuestra ciudad se ha reducido a un círculo tan íntimo y reservado que hasta maneja su propio idioma y sus propios chistes.  Mientras tanto, la gente, a quienes se dice representar, queda olímpicamente fuera de todo. El declamado "diálogo" o "apertura" no pasa de ser un simulacro inútil. Cada vez que un político abre la boca parece ingresar a una representación cuyo único objetivo es justificar un lugar de privilegio.  Los problemas ciudadanos quedan olvidados porque ni siquiera se han pensado.
Veamos: ¿cuales son los principales problemas que preocupan a los esperancinos? No difieren de los problemas nacionales, en síntesis: INFLACIÓN, VIVIENDA, EMPLEO.  Podríamos agregar seguridad y narcotráfico (gravísimos asuntos) pero el accionar de nuestros "dirigentes" en estos rubros es nula. La policía local y su destacada cooperadora son los únicos que hacen aportes concretos. El Concejo solo se hizo presente con un fracasado "buzón de la vida" que suma poco y nada. Y la Intendenta la hace fácil, simplemente se pone a la cola del trabajo de la asociación del personal policial arrimando un poco de plata (no mucha) para cámaras de seguridad. El resto es puro discurso.

INFLACION (La plata no alcanza)
¿Será tan complicado entender que lo que preocupa a los esperancinos es el hecho de que todo está caro y  la plata no alcanza para llegar a fin de mes?.  ¿Qué hacen nuestros "líderes" para ayudar (o intentar ayudar) a los habitantes de esta comarca?. La sensibilidad de la alcaldesa se reduce a fletar un sospechoso camión, a veces con verduras, otras veces con lacteos o pescados, con nulos controles y precios apenas inferiores a los del comercio local.  Puro teatro que se inscribe en el remanido disimulo de "hacer como que", un olímpico revoleo del problema, lavado de manos y canchereada total con el sello Meiners. El interés por el bien común de nuestros calificados dirigentes a tocado fondo, no alcanza siquiera para controlar el sistema de "precios cuidados" tarea encomendada por el mismo partido cristinista que se supone conduce la ciudad. ¿Y los concejales, también se nutren de la inercia y miran para cualquier lado?. No hace mucho un funcionario provincial de comercio interior visitó la ciudad. ¿A qué vino? ¿Existen herramientas para aliviar un poco la vida a la gente?.  No debe ser tan dificil proponer paliativos tangibles. Las frutas y verduras están al alcance de la mano. Estamos en el centro de la zona más rica en producción de alimentos. ¿No se podría evitar la intermediación como se hace en Buenos Aires? Lo que parece no existir es la imaginación.

VIVIENDAS (No hay acceso a la tierra)
Siete años pasaron y no se hizo nada, tampoco hay voluntad para hacer. Las cosas que estaban a medio terminar apenas si se están concluyendo luego de una tortuosa espera. Ahora con la devolución de un predio en el  barrio norte que se había entregado en comodato a la Provincia, el municipio,  puede sortear unos terrenos para los angustiados beneficiarios del plan Procrear. ¿Qué aporta Meiners?: un bolillero para el sorteo. El premio es la posibilidad de comprar un pedazo de tierra.  ¿Esa es la política de vivienda que insume gastos en gerentes, empleados y asesores? Los alquileres son expropiatorios y algunos jóvenes con enormes sacrificios adquieren lotes en los márgenes de la ciudad y hasta en pueblos vecinos.  El simulacro sigue, la gente cada vez más lejos, fuera.

EMPLEO (No se consigue trabajo)
Hay alerta a nivel nacional porque algunas empresas comenzaron a suspender operarios. Otras reducen las remuneraciones para no despedir. Si la crisis continúa, en poco tiempo sucederá lo mismo en nuestro medio.  Cuando amenaza el desempleo nos preguntamos si tenemos funcionarios que se ocupen de crear condiciones favorables para que se concreten en nuestra ciudad proyectos productivos importantes.  Hasta ahora parece todo lo contrario. Comparando Esperanza con  Franck nos damos cuenta que algo pasa. Hasta una empresa genuinamente esperancina tiene su planta en Franck, prefirió exiliarse porque su propia ciudad no le ofrecía nada.  ¿Qué pasa,  la Municipalidad entorpece con su burocracia y su desidia la creación de fuentes de empleo? Los planes, injertos nacionales, que propone el municipio de "mas y mejor trabajo" son apenas un pretexto para rentar a jóvenes desocupados. Algunos, si tienen suerte, terminan ingresando al municipio. El contrato se termina y volvemos al principio. Apenas un calmante, "pan para hoy, hambre para mañana".  Producción de papeles, subsidios temporales. ¿Trabajo genuino? Nada. Hasta las empresas nuestras se van, lo más lejos posible de nuestra incompetencia.

¿NO ESTARÁ PASANDO OTRA COSA?
La clase política (que no es clase ni es política) ha ingresado en un juego que da prioridad más a "parlar" y "relatar" los asuntos que en proponer soluciones.  Las "movidas" (cuando los hay) son tan hacia adentro que parecen inscribirse dentro de un idioma exclusivo,  propio, la minoría beneficiada con los dineros públicos termina riéndose de sus propios chistes, dejando fuera al resto de los vecinos, las decisiones que producen nuestros funcionarios son "chino básico" para la gente que no entiende el olvido de los grandes problemas, reiterados tantas veces: INFLACION, VIVIENDA, EMPLEO.  A veces el nombramiento de los nuevos funcionarios desnuda una actitud vergonzante,  se ocultan las incorporaciones como si se tuviera "cola de paja", así ocurrió con la casi ultrasecreta llegada de Carrizo al Instituto de la Vivienda. El absurdo cabildo abierto,  inventado para ampliar la participación, tuvo un efecto contrario. Ha creado un microclima que permanece alejado del común de la gente.  El "presuntuoso" cabildo, solo oficia de amortiguador (Eso sí) para que los reclamos no fastidien a la Intendenta. La política se ha convertido en una cofradía con protagonistas y voceros (bien pagados) cuyos intereses no coinciden con los del ciudadano común. Los institutos del gobierno, comodamente instalados en sus jugosos emolumentos, deberán considerar una seria apertura del juego si no quieren que la gente los siga viendo como agentes extraños.  Podrían empezar por concretar pequeñas realizaciones que contribuyan a la solución de los principales problemas ciudadanos como los sugeridos más arriba.  Eso sería un buen principio.