Las supuestas amenazas a un concejal de la ciudad con orígen según la víctima en los "narcos" locales, nos lleva a pensar que existen grupos de vecinos que nos quieren introducir en una locura colectiva. Los titulares de uno de los periódicos ciudadanos hicieron responsable a la "Maldita droga" de los hechos, cuyo impacto en el imaginario colectivo no llegó a provocar demasiada otinquietud. Por lo menos no cubrió las espectativas de las grandes letras contrastantes sobre fondo negro pretendían. La cosa no pasa de ahí, pero preocupa un poco el papel de los protagonistas, un concejal de la ciudad y los propietarios de uno de los periódicos mas destacados del vecindario. 

En que manera repercuten estas exageraciones en la población, porque muchas veces, no se trata solo de la amenaza circunstancial sino del clima que puede llegar a crear. Una llamada telefónica asegurando muerte a un sujeto, produce, aunque no se cumpla, un temor hacia lo que pueda suceder cada día que no es para tomarlo en broma. El hecho de que haya individuos que amenazan a la gente no es nuevo en nuestro medio, lo que sí es novedoso es que esas amenazas se adjudiquen a la droga. Si es cierto que provienen del narcotráfico entonces deberíamos andar con más cuidado y si no es cierto también, ya que estaríamos prestando atención a tipos que hacen de la falsa alarma una profesión. No solo por el susto que intentan provocar sino porque, a la larga, inmunizan a la gente con fuegos artificiales y hacen que no se tomen suficientes recaudos para cuando la cosa sea en serio. 

Ahora, si a usted le gritan en el pasillo que lo van a reventar a patadas y va corriendo a la policía, a los diarios y a la televisión, algo no está bien. Más todavía si usted es un funcionario representante del pueblo. Los que mandan no son los primeros que gritan, al contrario tratan de aplacar un poco el pánico. Si están golpeando la puerta y el jefe de familia es el primero que grita "socorro" que puede pasar con la patrona y los chicos, se encierran en el baño, aullan desesperados y se mueren del susto.