Un Intendente debe mantener (por lo menos) la ciudad limpia. Ni hablar de otras obligaciones que tiene y debe cumplir, pero tener limpia la ciudad es, digamos, casi la razòn de ser del alcalde. Un buen jefe municipal tiene, además, "toda" la ciudad limpia, no algunos sectores sí, otros más o menos y otros no.  Toda la ciudad. Principalmente los lugares que frecuenta la gente de otras localidades, los turistas y visitantes.  El Intendente, "la" Intendenta en nuestro caso, es como una ama de casa, no puede tener reluciente el dormitorio y sucios la cocina y el baño.  Todo tiene que estar parejo. 
Es la Intendenta la responsable, la gente no puede exigir limpieza a los auxiliares, porque la gente no tiene la culpa si la señora delega funciones en inútiles e incompetentes (con todo respeto), la gente exige a la alcaldesa. Ella, Ana Marìa de los Ángeles, es la única receptora de todos los dolores de los contribuyentes. Ella recibió la confianza de la mayoría de los esperancinos. Y recibió esa confianza porque prometió cosas. Entre esas cosas prometió mantener la ciudad limpia.  No está cumpliendo con esa mínima pequeña función. Ni hablemos de las otras.
Si el contribuyente local quiere tener una idea de lo que significa "la limpieza" para Meiners le basta con dirigirse al Laberinto del Parque de la Agricultura.  El Laberinto "era" un lugar agradable donde las familias con niños, se arrimaban, para pasar un momento, descansar, conversar, con la tranquilidad de que los más chicos tenían el entretenimiento asegurado (y limpio).  Hoy, en cambio, si bien el lugar todavía existe, claro, se encuentra en condiciones de abandono criminal.  Faltaría que la Intendenta inaugure allí una cava y ordene a los camiones recolectores  depositar allí los desperdicios ciudadanos para que la obra destructiva se complete.