AÑO 18

NUMERO 61629

Actualidad

Año: 11

Número: 545

LA NOVELA MUNICIPAL. HOY: REUNIÓN DE GABINETE.

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El gabinete en su totalidad estaba sentado a la mesa de los tejemanejes. La alcaldesa presidía. A derecha e izquierda los dos concejales electos, Kinen y Elena observaban con atención los movimientos de la reina del salado.  Todos tenían las camisas arremangadas en señal de “estar trabajando” menos la yunta funcionarias mujeres y, por supuesto, la señora. 

- Atención señores –dijo Ana María chupando una lapicera “bic”.

Se hizo silencio. Blangini miró a Gómez y Gómez miró a Blangini.  Miliki Fernandes sonrió. 

- ¿Se puede saber de qué se ríe? – Preguntó la señora. - ¡Métale, dígame de que carajo se ríe, así nos reímos todos!
- Señora, por favor... – dijo Miliki colorado como un tomate perita.  
- ¡Me tenés podrida Miliki, con esa mierda de sonrisa de comisario trolo!  ¡Estamos hablando en serio, che, esta es una reunión de gabinete o no es una reunión de gabinete que lo parió, un poco de juicio!

Los demás se acomodaron en sus sillas como entendiendo que el horno no estaba para bollos.  Los ventanales estaban abiertos de par en par y un aroma a gallinero primaveral inundaba el ambiente. La señora se rascaba el escote con una peineta porque “tenía alergia” según había dicho.  Elena estaba más desconcertado que moncholo en lavarropa.  Kinen primero sonreía y después del altercado con Miliki Fernandez dejó de sonreír. 

- Bajen los codos de la mesa, che. – ordenó la señora.

Caussi, Blangini y Elena bajaron los codos de la mesa. Los tres tenían la camisa arremangada.  Cuando bajaron los codos quedaron mirando a los demás como si no supieran donde poner las manos.  Los tres pusieron las manos entre los muslos.  La alcaldesa miró con desagrado el gesto de sus subordinados.

- ¿Caussi, qué hace señor Caussi...?  - quiso saber la Intendenta estirando el cuello.
- ¿A qué se refiere señora?
- ¿Cómo a qué me refiero? ¿Dónde puso las manos, si se puede saber...?

Mauricio Caussi, subsecretario de la producción municipal, se miró las manos. Cuando vió que las había colocado cerca de la bragueta las retiró de inmediato.  De los otros, los que habían depositado las manos en el mismo sitio, procedieron a sacarlas con cierto disimulo.

- ¡Usted también, arquitecto...!
- ¿Yo también qué, señora...?
- ¿Usted también tenía las manos ahí ..?
- ¿Ahí, adonde?
- ¡Ahí en la bragueta! – Dijo la señora señalando con la peineta.

La alcaldesa se puso de pie y relojeó a todos los presentes incluyendo a los dos ediles recientemente electos.  Insinuó a Kinen que considere cortarse los bigotes.  A las dos mujeres,  Adriana Robledo y Elsa Schnell, les pidió por favor que usen corpiño para futuras reuniones. Después ordenó Caussi, Blangini y Elena que se retiren al baño a lavarse las manos.  Cuando los tres funcionarios retornaron y ocuparon su lugar, la alcaldesa preguntó al tenedor de libros Gómez que “cual era el motivo de la reunión.”.  El ecónomo Alfonso Gómez informó entonces a la primera dama que se habían reunido para  “sugerirle” a los dos concejales electos que acompañaran el proyecto del ejecutivo de presupuesto para el año en curso. 

- Señor Gómez, usted tiene un resto de achicoria en un diente –dijo la señora.
- Señora, con todo respeto, creo que hay cosas más importantes que tratar que eso que usted señala.  – Dijo visiblemente molesto el joven perito mercantil.
- Lamentablemente, Gómez,  acá la que manda soy yo y yo digo que usted tiene un diente sucio es porque tiene un dierte sucio y en esta municipalidad nadie va a concurrir a una reunión de gabinete con un cacho de ensalada en el comedero.
- En el comedor, señora  - le susurró Fernandez.
- Es lo mismo. 

Eso fue lo último que se dijo porque la señora se levantó y se fue.  “Tenía el pecho colorado como bola recién rascada”, dicen que dijo la secretaria de promoción social.
 
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