Santa Cruz la cuna de los Kirchner, con las elecciones internas del justicialismo del 31 de marzo ha determinado el fin de su poder político. Este fenómeno tiene sus antecedentes. Está íntimamente relacionado con el desmembramiento del justicialismo, de varios años atrás, la autonomía de la CGT encabezada por Moyano y con las manifestaciones del 13 de septiembre y del 8 de noviembre del 2012.

En nuestra ciudad (donde los peronistas están fuera del planeta) se da un hecho muy particular en el partido oficial. “todos están con todos y nadie está con nadie”.  Es absurdo pensar que Meiners, que anda a los besos con el “Chivo” Rossi, pertenezca a la corriente “ultra kirchsnerista”  orientada por el Diputado. Pero, en los papeles, en las fotos y los hechos, pertenece. Meiners debe ser considerada “ULTRA K”.  Chupate esa mandarina.

Los candidatos (porque son candidatos y no militantes) que pululan alrededor de la señora son unos ejemplares que tienen el olfato entrenado para encontrar un lugar donde cobrar y pasar desapercibidos.  El origen no importa, los hay ortodoxos,  históricos, peronachos, peronautas, avivados y simpatizantes, todos maleables y proclives a mutar en “Ultra K”, si conviene,  ahora la Presidenta es “K”, entonces todos nos encolumnamos detrás de ese discurso, abuelas de plaza de mayo, Boudou, Abal Medina, De Vido, Bonafini y el que venga.  Si mañana gana Scioli, agarramos el trampolín damos un doble salto mortal y cambiamos a la señora de Carlotto por Lavagna.  Moyano hoy es malo, puede llegar a ser bueno. Una bolsa de gatos. El Senador Pirola se anticipó a la jugada y se abrió de la perrada, hizo un bloque con otros senadores de la provincia que apoyan a Scioli.

Pertenecer al peronismo ortodoxo o pasarse al Kirchnerismo en las internas no es moco de pavo. Se trata de dos alternativas muy diferentes que tienen que ver con el viejo conflicto interno del justicialismo entre la variante setentista, recuperada por el kirchnerismo, contra la interpretación impuesta por Juan Domingo Perón cuando expulsó de la plaza de Mayo a las unidades montoneras y otras agrupaciones afines.

No fue una diferencia generacional o de personalidades, sino de una cuestión más profunda, de filosofía política, en la que los rebeldes sostenían la sustitución de la democracia republicana por la vía de la violencia, por una democracia marxista de partido único, sin elecciones abiertas a las otras corrientes de opinión.

Pensar que acá,  en el Justicialismo de Esperanza, alguien tendrá en cuenta esa diferencia ideológica crucial es pedirle peras al olmo. A nadie le importa si Meiners es peronista o “Ultra K”,  los peronistas locales lo toman como si le dijeran que Ana maría de los Angeles se hizo de Juventud, de Sportivo,o de Juventud Unida de Humboldt, da lo mismo,  lo que les interesa a los “compañeros” es que la señora tiene el exclusivo manejo de la caja municipal y que con esos billetes (que son de todos pero no importa) ha adquirido la facultad de señalar con el dedo al fulano que irá primero en la lista de concejales. Todos quieren ser señalados con el dedo de la alcaldesa y con tal de ir en los primeros lugares firman hasta la sentencia de muerte,  si hay que hacerse travesti para cumplir con el cupo femenino, dale que va. Esa es la verdad de la milanesa, lo demás es el cuento de La Abuelita de Heidi.