Chiste con Griselda, Anita y Genio.
Cuentan que Griselda Neyret, la polémica Concejala y esposa del Senador del Departamento Las Colonias, caminaba pensativa por los sinuosos senderos de Cavalango, hermoso pueblito cordobés donde estaba pasando uno de los tantos feriados largos argentinos, cuando de pronto encontró una botella tirada entre las piedras.  La levantó inmediatamente, le quitó el tapón  de corcho y vio que del frasco salió silbando una bocanada de humo, tras la cual apareció un genio.
-¡Me has liberado de mi cautiverio -le dijo la aparición- y para agradecértelo te voy a conceder tres deseos. Pero te advierto que por cada uno de esos deseos,  tu colega,  Anita Copes, recibirá el doble.
-¡Cómo! -protestó la negra- ¡La flaca no me soporta y encima cada vez que puede me hace la vida imposible!
-Pues... así está escrito -respondió el genio-
Griselda, que no es fácil de arriar, se encogió de hombros e hizo su primera petición: UN MILLON DE DOLARES. Hubo un vivo resplandor, en seguida apareció  a sus pies esa cantidad de billetes verdes. Y en ese preciso momento, pero en la calle Moreno de la ciudad de Esperanza, aparecieron dos millones de dólares a los pies de la concejal Anita.
-¿Cuál es tu segundo deseo? -preguntó el genio-
-Quiero el collar de brillantes más caro del mundo.
Otro resplandor y La Negra se dio cuenta que llevaba al cuello la joya. Pero en aquél momento, en el comité Democrata Progresista, Ana Copes, hablaba por teléfono a los Garibaldi para que le valúen los dos collares que se le habían aparecido misteriosamente.
-Señor genio -preguntó de pronto Griselda- ¿Es cierto que la flaca Copes acaba de recibir dos millones de dólares, un collar que vale el doble que este  y que obtendrá dos veces lo que yo pida?
-Asi es.
-Bueno -dijo la Negra- pues mi último deseo es que me adelgace veinte kilos.