El asalto  sucedió el lunes sobre la hora de cierre del comercio cuando en la ciudad se registraba una intensa lluvia.Fue en Joyería y Relojería Píccola, local comercial que está ubicado sobre calle San Martín a pocos metros de calle 3 de Febrero, a sólo una cuadra de Plaza San Martín y a una cuadra de la sede policial local.
 Es notable la facilidad con que se produjo el hecho. Allí dos sujetos ingresaron a la hora de cierre armados y a cara descubierta. Amenazaron y maniataron con precintos plásticos al hijo del propietario y a la empleada, los trasladaron a una pieza contigua y se llevaron en pocos minutos ocho (8) paños que contenían dijes, aros y pulseras de oro. No vaciaron vitrinas con relojes, tampoco la vidriera ni los paños que contenían platería. Un paseo para delincuentes profesionales y hasta para aficionados. ¿Hay descuido de los empresarios que todavía protegen sus negocios con la mentalidad de años atrás?  Cualquiera puede entrar a estos negocios que contienen mercaderías tentadoras y f´cilmente reducibles. En unos minutos los ladrones pueden escapar por cualquiera de las rutas sin que se percaten las fuerzas de seguridad.
"Se dieron a la fuga y minutos después las víctimas alertaron a la policía" dice la crónica. ¿Cuántos minutos después? "Enseguida comenzó un intenso operativo de rastrillaje para dar con los ladrones". Los chorros en media hora ya estaban en cualquiera de las autopistas que llevan a Córdoba o a Rosario. O tal vez se quedaron en un pueblo vecino. En cuanto tiempo se llega hasta Recreo. Esta bién que la lluvia estorbó a la policía  que, sin duda, no tiene ninguna pista. ¿Qué hacer? ¿Avisar a los peajes? ¿Que pregunten a todos los automovilistas si por casualidad llevan pulseras de oro afanadas?  Cuando el tiempo está como estaba,  especial para el delito, cuando no hay nadie en la calle, la policía tendría que estar con el doble de moviles, lo mismo que a la noche... ¿o no?. Los comerciantes deberán protegerse con rejas, con alarmas y con todo lo que puedan.