Gobernar es una cosa increíblemente dura y peligrosa,  pero no por lo tantísimo de cosas que hay que hacer, como cree la gente, sino por lo bravo de las tres únicas cosas que tiene que hacer el Gobierno (según lo dicho por Maquiavelo el cual lo trae de Tito Livio), que son tres y no más que tres, cuidar la frontera, hacer caminos y hacer justicia. 
-¿Y repartir subsidios, bolsones y planes trabajar? 
-Eso no es gobernar y  más te digo, eso termina siendo una tentación para afanar...
-Bueno, pero si los agarro robando entonces hago entrar el "hacer justicia" y listo.
-Lo que pasa es que algunos están convencidos que "robar" es propiamente justo...
Hoy en día en la provincia de Santa Fe (Y en ella nuestra comarca) gobernar no es tan fácil como parece (y más si unos cuantos se empeñan en ayudar a "desgobernar" todos los días.),  hoy el Salado desborda como nunca e invade campos, casas y sembrados,   rodea pueblos enteros,  inunda otros y amenaza con profundizar una catástrofe natural que ya tiene dimensiones sin precedentes.
¿Qué hacer?  Porque algo tenemos que hacer. Y en este asunto ya no alcanza con reclamar por los derechos del proletariado cortando las únicas salidas que tiene la provincia como dicen que están haciendo algunos "piqueteros" en Santo Tomé, ni darle grosso a la "parola" porque ahí sí que estamos listos por tres generaciones. En estas circunstancias es cuando deben aparecer los verdaderos gobernantes sea mucho o poco lo que se pueda hacer. Porque hay que decidir si se corta o no la ruta para que pase el agua y baje el nivel en Elisa que ya tenía más de medio metro, hay que ir a ver si aguantan los otros puentes de la 70 que si llegan a ceder condenarán con la marejada a todo Santa Fe, hay que escuchar el ruido que hace el agua y hay que ver que necesitan los pueblos cercados como Progreso por ejemplo, enterarse de cuantos tambos liquidaron sus animales mandándolos a matadero y cuantos productores perdieron la soja y cuánto esto y cuánto lo otro para entender lo que pasa... 
En la Argentina de hoy, a la luz de estas catástrofes, vemos clarito que lo primero que necesitamos es un cambio "de mente", porque no puede haber tipos que distraigan al gobierno cortando rutas vitales en medio de la inundación, ni reclamando dádivas sin mover un dedo. En Santa Fe por lo menos cada uno debiera hacer simplemente lo suyo.  Si hiciera cada uno lo suyo. Los que tienen trabajo trabajar y lo que no lo tienen colaborar no molestando. Y el Gobierno dejando despacio todas las cosas que no le tocan y haciendo a toda furia las que sí le tocan, de las cuales hacer justicia es la más difícil, desde perseguir a los ladrones hasta impedir que el poderoso le robe al trabajador su jornal...
-¡Pero el asunto de hoy es muy complicado, no es tan fácil la cosa!
-No importa. Cuánto más complicado un problema,  menos deben ser los principios de solución... y mejor ve la gente la calidad de sus gobernantes o por lo menos ve quienes son los que saben que hacer y se mandan de inmediato a la acción  y quienes llegaron cogados de las lista a cortar cintas, descubrir placas y organizar fiestas.
Si una enseñanza nos dejan estos tiempos de dificultades extremas es que no queda mucho margen para la ineptitud y la agachada. Miremos atentamente y veremos quienes son los que hacen honor a su responsabilidad y quienes creen que la función pública es apenas una fiesta.