No es de ahora que los ciudadanos, los "pacientes", vienen pagando cada vez que requieren los servicios de los médicos locales, lo que se ha dado en llamar el "plus", o sea, lisa y llanamente un olímpico sobre precio que se materializa cada vez que uno acude a una consulta.  Ocurren en ese instante dos cosas que, se supone, no deben ocurrir al mismo tiempo: o bien la Obra Social macanea a los aportantes o, por el contrario, el médico está "garroneando" una remuneración extraordinaria que, por contrato, no le corresponde.

¿Qué dicen los médicos? La Sociedad Médica que representa a todos los médicos locales dice que, si bien a firmado un contrato donde se establece un precio que obliga a todos sus miembros,  no puede meterse en la relación privada entre el médico y su paciente.  Traducción:  los médicos están violando un contrato, acto ilegal, pero, resulta que la culpa no la tiene la Sociedad Médica sino los mismos matasanos que se desentienden de la letra escrita.

¿Por qué firman si no les conviene? (porque si se obliga la Sociedad Médica se obigan sus miembros). Firman porque las Obras Sociales les llevan clientes al consultorio. Eso los favorece.  Una vez que tenemos el consultorio lleno, nos tentamos y hacemos una multiplicación, entonces cobramos unos pesos más, que todos pagan,  que todos los enfermos están practicamente obligados a oblar, que algunos aceptan porque tienen temor a no ser atendidos en el futuro. 

En este hecho que ha causado revuelo en las últimas horas aparece una claudicación ética notable.  Además se produce un delito que se inscribe dentro de otras agachadas que suceden en el terreno de la salud, como "truchar" troqueles de los mecicamentos por ejemplos, que rozan la calificación de canallada porque se especula con una necesidad insoslayable de aquél que demanda la cura a sus males.

Los médicos locales deben revisar este asunto. Si lo hacen por una cuestión económica más todavía porque tienen la salida evitando pactar con las Obras Sociales. Quedarse con el pan y con la torta arreglando con los sindicatos para aprovecharse de las ventajas pero ignorar las obligaciones es bastante miserable.