Contaba nuestro (veterano) amigo y mejor periodista "Roldantito" que cuando era un "muchachón" (sic sic) si bien no pasaban necesidades eran bastante pobres. Pobres no al extremo de no tener que comer, pero sí pobres en lo que se refiere a, digamos, la carencia de algunas cosas.
-Nosotros no usábamos calzoncillos por ejemplo –nos decía el hombre de la radio-. Y bueno, pasaba que los lienzos eran bastante caros y nuestros padres juzgaban prescindible el uso de la famosa prenda interior... qué le vamos a hacer, tampoco era para morirse y no me preocupé demasiado hasta que tuve una noviecita.
Roldantito se había acollarado con una morocha muy gauchita y al parecer "bien dotada" o "rellenita" como la describía él y también "encaradora", aptitudes de la mina que inquietaron a nuestro amigo a tal punto de llegar a exigirle a su padres que le consigan por lo menoos un calzoncillo.
-Le dije al viejo que tenía una novia y que era urgente que se me proveyera de la lencería correspondiente. Qué me daba vergüenza no usarla y que el único que no usaba calzoncillos era yo.
-¿Y el viejo se ablandó?
- No, que va. Al contrario, argumentó que el uso de calzoncillos podía llegar a ser un obstáculo en casos de urgencia...
-Y entonces...
-Mi madre escuchó y entendió. Al otro día compró diez metros de lienzo blanco, cortó un pedazo de un metro y al otro día tuve mi primer calzoncillo blanco como la nieve.
-¿Y qué pasó después?
- Fui corriendo a mostrarle a mi negra los calzoncillos. Salimos hacia el campo y detras de una parva de alfalfa de las que abundaban por allá, procedí a enseñarle la inmaculada prenda...
-¡Bárbaro Tito! ¡Me imagino su orgullo cuando por fin pudo mostrar...! ¿Y ella que dijo?
- En fin... –dudó Roldantito- dijo: "¡qué grandote!"
- Pero ... ¿Qué grandote? ...y usted que dijo...
-Recuerdo que yo dije, estando frente a la chica, que sí que era grandote y que en casa tenía nueve metros más...
-¿Y bueno, está bien, no veo por qué pone esa cara...?
-Es que después de unos años me avivé que cuando dijo "qué grandote" no se refería precisamente al calzoncillo...
Así fue como nos enteramos merced a esta historia de los calzoncillos, que nuestro conocido amigo, periodista y especialista en ovnis llamado "Roldantito" no solo se destaca como locutor de la "Gajoradio" y otros menesteres sino que además es un fanfarrón. (¡Qué grandote! ¡A quién le ganaste, andá a macanearle a otro calzoncilludo viejo...!) . FIN.