AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 10

Número: 453

LA NOVELA MUNICIPAL: "BRUTO BONETE" EL BOLETINERO OFICIAL.

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-¡Llamenlón, llamenlón urgente al "loquitor" Alexis Bruto Bonete! ¡Llamenlón!
A los gritos la gran dama municipal requería la presencia de uno de sus lacayos originando un revuelo en el gran salón de los tejimanejes, en las escaleras y en la cocina del gran palacio.
-¿A quién llama la vieja, al gran Bonete? ¿Quién carajo es el fulano que se hace llamar Bruto Bonete?
Los empleados de la oficina de "Legales", más desorientados que cuando Albarracín les señalaba los puntos cardinales, preguntaban por la identidad del solicitado por la gran alcaldesa.
-ALEXIS BRUTO BONETE es, ni más ni menos, que el boletinero oficial del régimen, el que dice que todo lo malo es bueno y que todo lo regular es también bueno.... -aclaró el edecán de Intendencia un tipejo arrogante de apellido San Peso que entraba justamente al ruedo haciéndose viento con un billete de dos pesos.
- ¡Ah! ¡El petiso pelado que se pone remeras con la foto del perro Puto!
- ¡Pluto! ¡El perro Pluto! ¡Qué pasa hoy con ustedes que están más brutos que de costumbre!
El que hablaba ahora era el señor Ingeniero Aldo Vega que llegaba al recinto con un rollo de tejido de gallinero, una jaula con una paloma y un paraguas para protegerse de las deposiciones de las palomas.
-¿Qué está haciendo Ingeniero? -preguntó Alexis Bruto Bonete llegando por las escaleras.
- Una jaula trampa universal que sirve para todo tipo de pajarracos. Dos empleados contratados se suben a los árboles y espantan durante 8 horas a las aves en dirección a la jaula universal que rodea por completo uno de los árboles críticos, cuando la jaula universal está llena la cerramos herméticamente y dejamos que los bichos se mueran de hambre.
- ¡Genial! -dijo Bruto Bonete mirando a cámara- ¡El municipio piensa en todos los esperancinos! ¡La señora Meiners se sacrifica día y noche a pesar de los palos en la rueda...!
-¡Otra vez con eso del palo en la rueda, este coso no tiene vocabulario! -comentaba una empleada de maestranza mientras reboleaba una bolsita de basura por el balcón.
- ¡Llegó el petiso pelado o no llegó el petiso pelado! -gritó desde adentro la señora.
- Señora., ha llegado el loquitor Alexis Bruto Bonete... -anunció un morochito compadrón desde la oficina de gobierno.
-¡Pasá de una vez, che, boludo, hasta cuando te tengo que esperar! -se exasperó la Intendenta mientras una empleada de tesorería le colocaba los ruleros. 
Bruto Bonete ordenó que prendan la cámara y entró con un foco en la mano iluminando en dirección a la señora.
-¿Qué hacés Bruto Bonete, vos sós o te hacés, no ves que tengo los ruleros puestos, que querés que se me caguen de risa los radicales...? -dijo la primera dama arrojándole a Bonete un pomo de crema de enjuague.
- Señora, disculpe, pero usted me ofende.  -dijo Alexis echando rodilla en tierra y besando una ojota de la alcaldesa.
- ¡Te ofendo! ¿Y me querés sacar en televisión con ruleros? ¡Ay Bonete, Bonete, mirá que sos boludo! Bueno, levantate y anotá para decir mañana por la radio...
El locutor se puso de pie y sacó un cuadernito con una etiqueta que decía "CHEQUE OFICIAL"  y se dispuso a escribir:
- "la señora Intendenta (que vendría a ser yo, dijo la señora Intendenta) ha dispuesto en el día de la fecha conformar una Comparsa Oficial para colaborar con el corso organizado por las instituciones de la ciudad. "
- ¿Una comparsa, por qué una comparsa?
- Sabe que pasa Bonete, vinieron a pedir plata y como nosotros somos enemigos de dar plata le ofrecimos formar una comparsa oficial y los organizadores aceptaron, ahora no podemos echarnos atrás...
- Qué interesante y como es el asunto...
- La bastonera soy yo. -dijo la señora entornando los ojos.
- Le parece, señora, mire que las bastoneras van livianas de ropas
-¿Y yo que...?
- Usted es una señora mayor y además es la Intendenta, no puede andar en paños menores por la calle.
La señora alcaldesa miró con cierto desprecio a todos los presentes. Se sacó los ruleros uno por uno y los tiró en dirección de Bruto Bonete que aguantó los rulerazos a pie firme. Después mandó llamar a una empleada de la oficina de "compras". La dependiente entró corriendo y se plantó frente a la alcaldesa que la miró con una lágrima en el ojo derecho y dijo:
-Suspenda la compra de la tanga de arpillera, las lentejuelas y vaya hasta el corralón a decirles a los muchachos que no desarmen el plumero.
Despues arrancó una hoja del proyecto de pavimento y se sonó la nariz, llorando a moco tendido.
 
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